Las políticas económicas de la administración de Donald Trump, como la imposición de aranceles significativos y las medidas restrictivas en materia de inmigración, junto con la elevada inflación, el estancamiento de la actividad y el desempleo en alza, ponen en riesgo a la economía estadounidense. Según funcionarios de la Reserva Federal, el país podría estar próximo a una “estanflación light”, un escenario preocupante pero sin alcanzar los niveles críticos de la estanflación tradicional.
Medidas controversiales
Desde el inicio de su segundo mandato, Donald Trump ha tenido disputas comerciales con países extranjeros, cuyos lazos comerciales son un pilar fundamental de su agenda económica.
A principios de marzo, el presidente estadounidense pospuso los aranceles a las importaciones provenientes de México y Canadá, que habían sido anunciados en febrero También anunció un incremento de hasta el 20% en los aranceles a China, país que respondió imponiendo otros de hasta un 15% a productos de carbón y gas natural licuado. Luego de la represalia de la Unión Europea a los aranceles de Trump sobre los metales, amenazó con imponer un arancel del 200% sobre el alcohol europeo.
La reducción de la inmigración por deportaciones masivas y restricciones a trabajadores extranjeros podría reducir la oferta laboral disponible, especialmente en sectores como la agricultura y la construcción, contribuyendo al aumento de la inflación debido a los altos costos de producción que podrían generarse.
Los despidos masivos en el gobierno federal dirigidos por Elon Musk en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) y la reducción de contratos federales también podrían contribuir a una futura estanflación.
La confianza del consumidor y de los inversores
Según informó el Conference Board en su encuesta más reciente, la confianza del consumidor en Estados Unidos cayó 7,2 puntos hasta alcanzar el 92,9 este mes de marzo, desplomándose hasta el nivel más bajo en 12 años y acumulando cuatro meses consecutivos de descenso, lo que indica una creciente preocupación y falta de optimismo entre los consumidores. Esta caída había comenzado a observarse en las épocas electorales de diciembre. Como consecuencia de esta caída en la confianza, las empresas podrían reducir las inversiones y los contratos laborales, frenando el mercado laboral y obligando a las familias a reducir gastos en sus hogares. Esto ya se ha estado reflejando en la actividad empresarial, que se expandió en marzo a un ritmo más lento de lo habitual, mientras que las ventas minoristas se desplomaron en enero de este año. Pequeñas empresas han pausado sus planes de expansión, incrementado los precios de sus productos y prevén un escenario negativo en ventas.
Recientes declaraciones del jefe de estrategia en tasas de BNP Paribas, Guneet Dhingra, hacen referencia a que los inversores, preocupados por la eventual estanflación, podrían deshacerse de los bonos del Tesoro a dos años, ya que su valor podría disminuir con el aumento de la inflación, y optar por los bonos a 10 años, que serían más atractivos en un contexto de lento crecimiento.
El temor de una nueva crisis de los ‘70
Luego de los recientes indicadores económicos que reflejan una tendencia a la estanflación, se ha generado un debate sobre la posibilidad de volver a tener un escenario similar a la crisis de los años ’70. Este hecho que marcó históricamente a la economía estadounidense fue provocado por un aumento a los precios del petróleo crudo a raíz de un embargo de la OPEP a los Estados Unidos, la estanflación devastó la economía durante años a partir de 1973 y, en ese tiempo, el costo de vida experimentó un aumento desmesurado.
“Si bien el riesgo de que la estanflación vuelva a golpear es bajo, el impacto de las recientes decisiones políticas de la administración Trump ha abierto la posibilidad de que vuelva a suceder”, dijo Van Hesser, estratega jefe de la agencia de calificación KBRA. A pesar del panorama desalentador, el temor disminuye al saber que los pronósticos actuales no son tan malos como en 1970, sumado a que la administración del gobierno de Donald Trump manifestó que los aranceles son parte de una estrategia que, junto con otras medidas como la reducción de impuestos y la desregulación de la industria, busca disminuir la inflación y crear nuevos puestos de trabajo. De acuerdo con el gobierno, estas acciones ayudarán a poner fin al actual shock de oferta negativo.
Los próximos meses serán cruciales para determinar si el gobierno de Estados Unidos logrará evitar la estanflación o si, por el contrario, se encaminará a un período de inestabilidad prolongado. La clave está en encontrar un equilibrio entre las decisiones económicas necesarias para el crecimiento del país y el control de la inflación, el gran desafío que golpea significativamente la vida diaria del ciudadano promedio.





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