Se cree que el fin de semana pasado alrededor de 745 fueron asesinados en la provincia de Latakia en el marco de los enfrentamientos entre las fuerzas rebeldes y las fuerzas leales al expresidente Bashar Al Assad. Esta masacre dejó uno de los mayores saldos de muertos desde que comenzaron las manifestaciones en contra de Bashar Al Assad en 2011. Los enfrentamientos se produjeron tres meses después de la caída del gobierno de Bashar Al Assad. 

Desde que estallaron las protestas antigubernamentales exigiendo la dimisión de Bashar Al Assad, la República Árabe Siria se sumió en un espiral de violencia que entró en su período más álgido cuando el conflicto cobró un carácter internacional con la intervención de actores internacionales como la Federación Rusa y los Estados Unidos de América.

En diciembre del año 2024 las tropas rebeldes tomaron el poder poniendo fin a más de 50 años de gobierno de los Al Assad, una de las dinastías familiares más longevas del mundo. El grupo armado HTS, apoyado por la República de Turquía, tomó las riendas del gobierno y su líder Abu Mohamad Al Golani se convirtió en una especie de Presidente interino.  

La República Árabe Siria se caracteriza, también, por contar con una gran cantidad de minorías étnicas-cristianos, drusos, yazidíes- que mostraron una profunda preocupación con respecto a la orientación que tomaría el nuevo gobierno del país, dada su marcada tendencia islamista. 

Si bien Al Golani manifestó que los derechos de todos los habitantes, existía una extrema preocupación por parte de la comunidad internacional sobre el trato que recibirían sobre todo la minorías étnicas y las mujeres. 

Es en este contexto que se produjo una masacre terrible en la costa oeste del país, en la ciudad de Latakia. Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, una ONG con sede en Londres, afirmó que 745 civiles fueron ejecutados en el marco de enfrentamientos entre fuerzas insurgentes y fuerzas leales al expresidente Bashar Al Assad. 

La violencia se habría iniciado el jueves luego de que las fuerzas leales a Al Assad atacaron a fuerzas insurgentes. Además de los civiles, según el Observatorio cientos de combatientes de ambas facciones fueron asesinados como resultado del enfrentamiento. 

La comunidad alauita del país se vio particularmente afectada por este espiral de violencia. Los alauitas pertenecen a una rama del Islam chiita que se estableció en Siria alrededor del siglo IX, pero que es considerada una “secta hereje” por algunos musulmanes. Luego de muchos siglos de persecución, los alauitas se hicieron con el poder en Siria luego de la llegada a la Presidencia de Hafez Al Assad, el padre de Bashar Al Assad. 

Estos enfrentamientos en la República Árabe Siria son propios de un país inestable que aún no ha logrado realizar una transición eficiente del régimen de Al Assad a un régimen democrático. Si bien desde el gobierno sirio anunciaron que se realizará una investigación sobre los hechos violentos que ocurrieron el fin de semana pasado, es poco probable que se logre una pacificación que incluya a todos los grupos étnicos que componen la sociedad siria.

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