El pasado 23 de febrero se celebraron de forma anticipada las elecciones generales al Parlamento alemán. El conservador Friedrich Merz, líder del partido demócratacristiano CDU-CSU, se hizo con la victoria con el 29% de los votos. Si bien es sumamente probable que Merz se convierta en el próximo Canciller, su partido deberá formar una coalición para gobernar.

Estas elecciones se caracterizaron también por el fuerte crecimiento del partido de extrema derecha AfD. Asimismo, el partido izquierdista Die Linke registró un avance significativo, especialmente entre la población joven.

Por otro lado, entre los grandes “perdedores de la noche” se encuentran los partidos que hasta ahora conformaban la coalición gobernante. El Partido Socialdemócrata (SPD) sufrió la peor derrota de su historia, obteniendo solo el 16% de los votos y quedando por detrás de la extrema derecha. Los Verdes (die Grüne) se ubicaron en cuarto lugar con el 13% de los votos.

Sin embargo, posiblemente el gran perdedor de la jornada electoral haya sido el Partido Liberal (FDP), que no logró ni siquiera alcanzar el umbral del 5% requerido para ingresar en el Parlamento. Una derrota similar sufrió el Partido BSW (Bündnis Sahra Wagenknecht), creado por la disidente de izquierda Sahra Wagenknecht.

Estas elecciones registraron el mayor porcentaje de participación desde la reunificación de Alemania en 1990.

En cuanto al electorado joven, es importante mencionar que la mayoría de las mujeres jóvenes votaron por la izquierda, mientras que la mayoría de los hombres jóvenes se inclinaron por la extrema derecha.

Asimismo, y a pesar de que este año se cumplen 35 años de la reunificación alemana, los resultados muestran que persiste una diferencia sustancial en las preferencias partidarias entre el este y el oeste del país. Mientras que los habitantes de la Alemania Occidental se decantaron por el partido de centro-derecha CDU, en el territorio de la extinta República Democrática Alemana (RDA) la extrema derecha habría obtenido una victoria significativa.

Es de público conocimiento que varios referentes de AfD han realizado declaraciones que evidencian cierta simpatía del partido hacia el nacionalsocialismo. Por ello, estos resultados plantean interrogantes sobre cómo se abordó la desnazificación en ambas Alemanias, así como sobre la relación nostálgica que mantienen muchos alemanes del Este con el autoritarismo de la antigua RDA.

Las elecciones en Alemania siguen una tendencia global en la que discursos extremistas y partidos de extrema derecha están ganando terreno en los procesos electorales. El hecho de que un partido con tendencias nostálgicas hacia el nacionalsocialismo haya obtenido un quinto de los votos y se haya ubicado en la segunda posición es extremadamente preocupante.

Al finalizar el conteo de los votos, es muy probable que la CDU y el SPD formen una gran coalición (grosse Koalition). De esta forma, una coalición de dos partidos, en vez de tres, podría aportar un poco más de estabilidad a la democracia alemana.ble que la CDU y el SPD formen una gran coalición, en alemán Grosse Koalition. De esta forma, una coalición de dos partidos, en vez de tres, podría aportar un poco más de estabilidad a la democracia alemana.

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