Tan solo una semana después de los sucesos ocurridos en Siria que terminarían con la dimisión de Bashar al-Assad y el fin de un régimen que perduró por más de 50 años dentro del territorio sirio, las Fuerzas de Defensa de Israel (también conocidas como IDF por sus siglas en inglés) reconocieron haber conducido misiones de incursión aérea sobre el territorio sirio bajo el objetivo de bombardear y destruir facilidades claves para la fabricación y desarrollo de armas.

Sumado a esto las IDF centraron sus ataques sobre puertos y aeropuertos militares con el objetivo de destruir toda capacidad ofensiva que pudiese quedar en manos de los rebeldes. Como por ejemplo el grupo conocido como Hayat Tahrir al-Sham (HTS) quien fue además el grupo encargado de liderar el ataque sobre Damasco. Por último, Israel confirmó la destrucción de diversos depósitos que contenían armas químicas bajo la premisa de evitar que estas caigan en manos de extremistas.

Esta decisión tomada bajo el mando de Benjamín Netanyahu eleva una serie de preguntas: ¿Por qué se tomó la decisión de bombardear Siria? ¿Qué relación tiene Israel con el conflicto sirio? ¿Por qué ahora y no antes? 

Para conocer el motivo de las acciones de Israel sobre siria es necesario remontarse al año 1967 en el cual Siria quien formaba parte de la conocida como República Árabe Unida formó parte de los sucesos conocidos como “La guerra de los 6 días” la cual culminó con la victoria del Israel y la firma de una serie de tratados de alto al fuego con los miembros de esta. Para Siria este conflicto culminaría con la ocupación israelí de los territorios conocidos como Altos del Golán.

En 1970 Hafez al-Ásad lideró un golpe de estado en Siria derrocando a Salah Jadid y convirtiéndose en el nuevo gobernante del territorio sirio. Durante los casi 30 años de su gobierno las tensiones con Israel se vieron enmarcadas en los repetidos intentos de Hafez por recuperar los territorios que Israel había tomado en 1967.

Comenzando por la participación Siria en el conflicto del Yom Kipur en 1973, en el cual fracasaron en su objetivo de recuperar el territorio perdido. A la cual le sucedería una política de enfrentamiento indirecto bajo la cual se financiaban grupos como la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) quienes llevaban a cabo ataques contra Israel. Esta enemistad e incapacidad de llegar a un acuerdo pacifico se extendieron durante todo el gobierno de Hafez al-Ásad hasta su muerte en el año 2000

Quien lo sucedió fue Bashar al-Assad quien también sostuvo una posición conflictiva con Israel. A pesar de no haber participado en ningún conflicto directo la política de Bashar similar a la de su padre consistió en financiar diversos grupos armados quienes llevaban a cabo operaciones en territorio israelí. Siendo la más notoria de estas su apoyo a Hezbolá durante la guerra del Líbano en 2006.

Sin embargo, la inestabilidad política del gobierno de fue Bashar al-Assad en especial luego de los eventos ocurridos en 2011 conocido como la primavera árabe y la posterior guerra civil que esta desataría en Siria. Llevarían a Israel a considerar a Siria como una “amenaza estable” es decir que las IDF no consideraban a Siria como una amenaza peligrosa por lo que comenzar un nuevo conflicto al intentar destruir sus arsenales carecía de sentido.

Los eventos ocurridos el 8 de diciembre del 2024 que culminaron con la toma de Damasco a manos de los rebeldes sirios liderados por HTS y la rápida huida del ahora ex mandatario sirio. Generaron un abrupto cambio en el relativamente controlado panorama que las Fuerzas de defensa israelíes gozaban en su conflicto con Siria.

Con el régimen de Bashar acabado y nuevas fuerzas haciéndose con el control político en Siria, Israel teme un inminente ataque sobre Altos del Golán bajo la pretensión de recuperar los territorios que los sirios perdieron en 1967. Es bajo esta sospecha que la fuerza aérea israelí durante la madrugada del jueves 12 de diciembre llevó a cabo una incursión aérea haciendo uso combinado de aviones de combate y drones para atacar y destruir más de 300 objetivos terrestres y marítimos.

El ejército de Israel justificó tales acciones haciendo hincapié en el peligro que suponía que cualquiera de estas armas cayera en fuerzas hostiles que pretendiese amenazarlos. Destruyendo así aproximadamente un 90% de las armas estratégicas con las que contaba el régimen de Bashar.

Los objetivos seleccionados por las IDF fueron diversos. Sin embargo, algunos de los más importantes fueron laboratorios y depósitos de armas químicas las cuales Siria poseía en cantidad debido al uso que el régimen de Bashar al-Assad les dio durante los enfrentamientos civiles sirios, teniendo este país uno de los mayores arsenales químicos de todo el Medio Oriente.

Otro de los objetivos principales fueron las facilidades industriales encargadas de producir armamento sirio, como por ejemplo la fábrica encargada de fabricar los misiles Scud. Por ultimo los bombardeos fueron centrados sobre la infraestructura militar y lo que estas albergaban, entre las que se encuentran aeropuertos, hangares con aviones de combate, depósitos de munición, puertos y sus acorazados, etc.  

A modo de conclusión es posible entender que los ataques aéreos propiciados por la fuerza aérea israelí sobre objetivos militares estratégicos conforman nada más y nada menos que otro caso de guerra preventiva, bajo la expectativa de un inminente ataque por parte de los rebeldes sirios sobre los territorios conocidos como Altos del Golán que en la actualidad se encuentran en posesión de Israel.

Si bien en la actualidad el futuro de la relación entre Israel y Siria es incierto, es todavía muy pronto para declarar el comienzo de un nuevo conflicto armado entre estos estados o siquiera una nueva época de enfrentamientos indirectos. Lo único seguro hoy es que si siria desea cooperar con Israel será bajo los términos de este último.

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