Entre el 6 y el 9 de junio se han celebrado las elecciones al Parlamento Europeo. Estas elecciones son consideradas como “las elecciones más importantes de su historia”, considerando la importante amenaza que significan los partidos de extrema derecha a lo largo de Europa. Si bien estas elecciones mostraron un aumento considerable de la extrema derecha en Europa , sobre todo en países como Alemania, Francia o Italia, las fuerzas “europeístas” mantienen aproximadamente un 60% del Parlamento. 

Este 9 de junio se conocieron los resultados de las elecciones europeas, unos comicios que contaron con una participación bastante alta en varios países. En general, la extrema derecha obtuvo grandes resultados en países como Alemania, donde el partido de ultraderecha “Alternativa para Alemania” se posicionó como la segunda fuerza política, obteniendo 17 escaños de los 96 disponibles. El Partido AFD fue solo superado por la CDU, de orientación conservadora, quien obtuvo 30 de los 96 escaños posibles. 

Esta victoria cobra un significado particular teniendo en cuenta que el AFD se ubicó como primera fuerza en los 6 Estados federados que pertenecían a la extinta República Democrática Alemana. Esta victoria puede entenderse como una muestra de las profundas divisiones que existen entre el Este y Oeste en Alemania a 35 años de la caída del muro de Berlín. 

En Austria el Partido de extrema derecha FPÖ ha obtenido el primer lugar por primera vez en unas elecciones europeas, mientras que en Italia el partido “Hermanos de Italia” de Georgia Meloni se consolidó como la principal fuerza política. En Bélgica, el partido de extrema derecha Vlaams Belang se ubicó en el primer lugar con el 14,6% de los votos, mientras que el partido nacionalista flamenco N-VA se ubicó en el segundo lugar con el puesto 14,1 de los votos. Los malos resultados que obtuvo el Partido de los Liberales y Demócratas Flamencos obligaron al ahora ya ex primer ministro de Bélgica, Alexander de Croo a dimitir. 

No obstante, ha sido en Francia donde la extrema derecha ha obtenido su triunfo más contundente. El partido de extrema derecha francés, Agrupación de Marine Le Pen ha obtenido más del 30% de los votos, duplicando al Partido del Presidente francés Emmanuel Macron, Renacimiento, que obtuvo poco más del 14% de los votos. En consecuencia, el Presidente francés anunció la disolución del Parlamento y llamó a elecciones legislativas anticipadas a realizarse el 30 de junio y el 7 de julio.

En países de Europa del Este como Hungría o Polonia los partidos de extrema derecha han visto un retroceso a comparación de resultados en elecciones anteriores: en Hungría Fidesz, el partido de Viktor Orban, principal aliado de Putin en la UE, vio un fuerte retroceso en escaños, mientras que en Polonia el partido de extrema derecha Ley y Justicia perdió unas elecciones por primera vez en muchos años. 

Sin embargo, fue en el sur de Europa donde la extrema derecha encontró un “dique”. En España, el PSOE del Presidente del Gobierno Pedro Sánchez logró una remontada de casi diez puntos por sobre su principal rival, el Partido Popular de centroderecha que logró hacerse con una victoria muy reñida. En Portugal, el Partido Socialista logró hacerse con la victoria obteniendo el 32,1% de los votos, mientras que en Grecia, si bien el partido de extrema derecha “Nueva Democracia” logró hacerse con la victoria, la coalición de Izquierda Radical conocida por su acrónimo “Syriza” obtuvo el segundo lugar. El hecho de que la extrema derecha no haya conseguido ni siquiera el segundo lugar en España, Portugal o Grecia obedece según muchos analistas a que el recuerdo de los autoritarismos que vieron su apogeo en la segunda mitad del siglo XX en estos países-el franquismo en España, el salazarismo en Portugal y la dictadura de los coroneles en Grecia-, aún permanecen muy presentes en la memoria colectiva del electorado. 

Si bien estas elecciones mostraron un avance significativo de fuerzas de extrema derecha, que ocupan en este momento una quinta parte de los escaños del Parlamento Europeo, es importante aclarar que las principales fuerzas del “hemiciclo” siguen siendo las familias del Partido Popular Europeo que logró hacerse con 184 bancas y la familia de los demócratas y socialistas europeos que se hicieron con 139 escaños. 

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