Como politólogo jamás pensé que la política argentina nos llevaría a discutir el Pacto de San José de Flores como una salida realista a los conflictos políticos. Lo que antes (y en parte ahora) se planteaba en un eje conocido de antiperonismo contra peronismo, el conflicto es tal que nos lleva a épocas más primigenias de la nación. La discusión entre federalismo y unitarismo, el poder de los gobernadores en unidades más o menos independientes contra un poder centralizado, se renueva y nos obliga a pensar cuál va a ser el consenso de ahora en más. Porque es claro que, si se activara el Pacto y se redefinieran las institucionalidades del reparto territorial del poder, la cosa pública a futuro también tendrá esta jurisprudencia. Es necesario, en este contexto, que como politólogos repensemos las estructuras de poder, las lógicas de desarrollo, y la estatalidad.
Quiero proponer, a partir de las teorías clásicas y actuales de desarrollo territorial, cómo repensar el poder de abajo hacia arriba, las lógicas subyacentes del poder local, y finalmente reversionar una suerte de pacto federal o contrato social para el futuro del país. Los planes de desarrollo clásicos han tenido un éxito relativo, la estructura de responsabilidades y recursos tiene que ser revisada, el avasallamiento del poder central a los pueblos es constante, los cambios de política quitan previsibilidad, y la participación social y canalización de conflictos llega después de un esfuerzo desmedido. El cuadro de situación muestra un sistema con “las patas hacia arriba”, el cual debe ser visto al revés para entender cómo debe ser. Por eso debe ser visto “patas abajo”.
Desarrollo territorial
Para localizar temporalmente las teorías de desarrollo territorial modernas tenemos que empezar con el estudio de Becattini. A partir de 1970 en Italia, después de una fuerte política de inversión en el sur del país, la región que más se dinamizó fue Emilia-Romaña, en el centro del país. ¿Cómo puede ser posible? Si hubo mayor inversión en un lado que en otro. Estas investigaciones comienzan una línea de investigación acerca de las relaciones entre pequeñas empresas en el área y cómo a partir de ellas se generan lazos de confianza, el fomento al comportamiento cooperativo y no competitivo, la formación de mano de obra especializada que rota entre las empresas, y la difusión de innovaciones y mejoras de productividad con gran velocidad. El núcleo central de esta teoría está puesto en las relaciones entre empresas y la innovación; si bien la misma reconoce un sustento social en donde la confianza y la cultura del lugar son centrales para entender los éxitos y los fracasos de los intentos de desarrollo, no se profundiza en esos vínculos y éstos tienen, a fin de cuentas, una finalidad exclusivamente económica.
En la década de 1980 estos trabajos son tomados en España y se agregan elementos más comunitarios. Al bagaje teórico del paradigma anterior se agregan factores que profundizan la vinculación entre el sistema de empresas y la comunidad, aun en un sentido económico, pero entendiendo que la matriz subyacente es la sociedad local. Por esto se hace hincapié en asociaciones de empresas más formales, aumentando la trama organizacional en una localidad.
A partir de esta década, comienza una reconfiguración del poder global, con el avance de políticas neoliberales, de privatización y retirada del Estado en la economía como ordenador. Aun en esta época y lugar no era tan evidente de manera de poder problematizar estas situaciones, por lo que tampoco se le brinda una respuesta acorde a sus efectos.
En los ‘90 esta teoría empieza a ser discutida por autores sudamericanos. Ahora sí los efectos devastadores en la matriz productiva y, por extensión, en el tejido social son relevantes para discutir y problematizar. Los pueblos donde antes pasaba el tren dejan de recibirlo, el papel ordenador de la economía pasa del Estado al mercado. Respecto a la globalización, lo local se le combina para ingresar en el mercado global, ofreciendo productos diferenciados, locales y particularizados. Respecto a la retirada del Estado, los pueblos solo pueden buscar las herramientas sin contar con recursos financieros, humanos ni de otro tipo dentro de lo nacional. Respecto a la inversión o los recursos para desarrollarse, van a depender enteramente de aquellos que posean dentro de ellos, haciendo “economía desde la oferta”. Respecto al tejido social y la comunidad, viendo el derrotero antedicho, los autores europeos tomaban como supuesto el tejido social, pero frente a la avanzada neoliberal tiene que ser problematizado y uno de sus objetivos es fomentar la participación y creación de lazos sociales. Por estas razones, la Teoría del Desarrollo Endógeno Local desde su origen problematiza la globalización, la matriz mercado-céntrica, los recursos endógenos y la reconstrucción del tejido social.
Entre los 2000 y 2015 pasamos por un periodo donde varios de estos presupuestos se habían puesto en duda, pero ahora debemos concentrarnos en la situación actual y ponernos objetivos diferentes. La globalización es un proceso en crisis y en disputa, dependiente de qué resultado tengan los conflictos de hegemonía internacional. El Estado debe rediseñarse para hacer frente al punto anterior, de manera que independientemente del resultado y la alineación internacional se fomente la economía nacional y suministre bienes públicos de manera eficiente y efectiva. Respecto a los recursos endógenos, estos son todavía fundamentales para el desarrollo, sin embargo pueden pensarse desde una perspectiva nacional y mezclando elementos de economía basada en la demanda también. La reconstrucción del tejido social sigue siendo fundamental, pero al abrir las puertas de la nación las localidades no deben trabajar solas; así como el alma se agranda y llena cuando comparte con otras su mismo destino, el país se engrandece cuando se encuentra a sí mismo.
¿Cómo nacen las bandas?
En los trabajos de Desarrollo Local el trasfondo es siempre el mismo: cooperación de los agentes locales, coordinación entre agentes privados y públicos, participación social, instancias de vinculación, cámaras empresarias, instituciones de la sociedad civil, etcétera. Esto es ver la sociedad desde arriba hacia abajo. Empresas, instituciones, organizaciones son el resultado de una trama de vinculaciones previas entre personas de una misma comunidad. Una persona en soledad no puede hacer una empresa, institución u organización. Todos los individuos somos multidimensionales y, a medida que nos conocemos con otros individuos multidimensionales, conocemos los aspectos uno del otro.
A medida que profundizamos el conocimiento sobre la otra persona primero encontramos cosas que nos resuenan, luego conocemos al otro de manera de entrar en su mundo, y como resultado conseguimos una vinculación más profunda sobre la cual construir lo que deseemos. Una banda empieza generalmente con vecinos o amigos que empiezan a tocar un instrumento y van encontrando de esa manera su manera de expresarse. Un negocio puede empezar con una buena idea, pero una empresa se trata de la unión de las capacidades de distintas personas. Por fuera de las comunidades sólo existen bestias o dioses, y los humanos formamos parte de comunidades porque por fuera de ellas no vivimos, y permanecemos en ellas para vivir bien.
“Desarrollo” es etimológicamente “aquello que fue arrollado, extenderlo”. Cuando decimos una respuesta corta y unos piden desarrollarla, en la respuesta corta está resumido todo lo que contestamos, y al desarrollarlo hacemos que muestre sus matices, sus particularidades, su origen, su finalidad. En sí mismo, “desarrollar” implica un ser inexpresado que busca ser expresado, una entidad en potencia que busca ser acto.
Desarrollar una comunidad, por tanto, implica que la comunidad sea lo que es en su mayor esplendor. La comunidad, esa totalidad mayor que la suma de sus partes, es ella misma de manera breve y angosta a menos que pueda crecer dentro de sí misma y mostrar sus colores, sus matices, sus finalidades y deseos. Para poder crecer sus partes deben vincularse: quienes saben instruyen a los otros, quienes son ordenados trabajan en un depósito, los más osados emprenden, los artistas expresan su arte, los amantes se encuentran, los amigos brindan. Para brindar necesitamos a un otro, para emprender necesitamos a otro, para amar necesitamos a otro, y en todos esos casos tenemos que conocer a ese otro. El desarrollo es el autoconocimiento de la comunidad, que a partir de la conciencia de sí misma puede emprender la aventura de ser quien es.





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