El actual escrito se encuentra engrosado con los excelentes aportes de Nayet Kademian, Politóloga y analista en las siguientes líneas a continuación. A la cual se le agradece la predisposición de colaborar con Politólogos al Whisky y con el autor de las mismas. 

La motosierra se prendió hace tres años aproximadamente, muchas veces en forma de meme, otras veces subestimada y otras con un atisbo de esperanza contradictoriamente. La motosierra pasó, a máxima potencia y cortó de forma abrupta la escena política de Argentina, esta promesa de “voy a sacar lo podrido del sistema de casta política” barrió y superó cualquier tipo de expectativas de propios y ajenos sobre los resultados que decantaron a Javier Milei, el portador de la herramienta, como nuevo presidente a partir del 10 de diciembre. 

La Libertad Avaza logró algo inusitado para la historia política de Argentina, logró consolidar un candidato en su debut en el plató electoral y lo hizo sin el apoyo de ninguno de los dos partidos tradicionales del país, tanto el radicalismo, envuelto y perdido en la interna de Juntos por el Cambio y el peronismo, encolumnado tras la figura del gran perdedor de la jornada, Sergio Massa en Unión por la Patria fueron apartados (no borrados, valga la aclaración) de los resultados del domingo pasado. 

¿Por qué es importante la anterior primera conclusión?, la política cambió, la forma de representar mutó y los partidos tradicionales, como enseñan en los libros que muchos politólogos prometieron quemar, no lograron representar las necesidades de un electorado y de una sociedad que año tras año, elección tras elección se comía los pescados podridos de promesas gigantes y gestiones completamente decepcionantes. Javier Milei con su campera de cuero y su discurso promete algo que “nunca se vio”. 

“Un experimento, loko, disfrutalo” dicen conocidos en un grupo de WhatsApp donde se discute 24/7 sobre el desempeño de Boca, se pone en tela de juicio lo que paso en los 70 y se dividen los posicionamientos sobre lo que se considera que es lo mejor para este país. Para algunos lo mejor es el cambio que propone el “Javo” para otros seguir votando ideológicamente lo que presenta un peronismo reconvertido y para otros ninguno de los dos era buena opción para estos comicios electorales. 

“El peronismo no peronista” 

Los resultados aparecieron posterior al reconocimiento de la derrota por parte de un Sergio Massa, actual Ministro de Economía, que con una actitud de haberlo dado todo y saber que no alcanzó, esbozó un discurso en el cual pregonó por los pilares que marcaron la campaña, agradeció a los miles de militantes que dejaron todo para ganar las elecciones y sentó las bases para una transición que a momentos de estar escribiendo estas líneas comenzó con las reunión del presidente saliente y el que estrenará su cargo a partir de su asunción. 

A partir del resultado de 11 puntos que posicionó la clara ventaja de Milei sobre Massa muchos analistas se quemaron sus huellas dactilares en sus computadoras tratando de explicar por qué de la cuestión. Una aclaración inicial: los pueblos no se equivocan, los que se equivocan son los dirigentes y quienes ostentan el poder que el mismo pueblo le otorga a través de las elecciones. 

El peronismo perdió por una serie de causas, pero la más grande está ligada a la pésima gestión económica que atravesó estos 4 años y el desaliento de la sociedad con respecto a esto. Nayet explica que: “El peronismo no logró satisfacer las expectativas económicas de la ciudadanía argentina. El contexto económico fue determinante, por sobre todo, por sobre una campaña por parte de Massa que estuvo altamente profesionalizada, por sobre la militancia, la movilización del aparato, y por sobre una campaña de Milei, que estuvo llena de errores, desde punto de vista técnico.  La voluntad de cambio se impuso. El eje cambio continuidad se impuso sobre el eje democracia fascismo, me parece que el peronismo ha perdido el apoyo que tenía en las bases populares y eso lo podemos ver también en la pérdida o en la derrota en distritos que anteriormente eran claves”. 

Argentina es el país de las incoherencias, en cualquier parte del mundo una gestión con el 145% de inflación y el 45% de pobreza no pasaría ningún filtro electoral y sería lapidada y olvidada en la historia. Contrario a todo lo que explica una lógica de lo “normal” la continuidad de la gestión del actual Ministro de Economía llegó de forma titánica a disputar este balotaje de a todo o nada. Ya sea por aciertos propios, una campaña marcada profesionalmente y corrida del eje que obviamente no puede justificarse y errores ajenos con la oposición autoimplosionando en una interna que ¿eliminó?, cualquier esperanza de un gobierno de Juntos por el Cambio. En el medio está la realidad, en cualquier súper del país tenías la mejor encuesta nacional, anda a explicarle vos el “peligro” que representa Milei y compañía para la democracia al tipo/tipa que labura más de 10 horas al día y ve como día a día su sueldo se deprecia y no alcanza para nada. 

El peronismo tiene dos premisas fundacionales: ser un espacio donde quien quiera ascender pueda hacerlo y donde uno se siente amparado y protegido por el Estado. En estos 4 años donde a la sociedad argentina le pasó de todo, el peronismo no fue nada de eso. En esta acefalia e ineficiencia de gestión de los recursos públicos, sumados a las causas externas, el peronismo dejó huérfano a gran parte de aquellos que se sentían representados y por ende el rechazo generalizado al modelo que se instauró en el 1945 se vio como perdedor en las urnas. Las ideas de la libertad agarraron el guante que dejó en la calle el descontento y la decepción generalizada y se hizo dueño de la discusión pública. Simple y llanamente, sin grandes montajes, sin grandes operaciones, la idea del cambio volvió a hacerse una necesidad dentro de todos los eslabones del pueblo. 

Otro punto importante que destaca Nayet es que el peronismo se urbanizó o centralizó, lo que hizo que se plantearan agendas completamente alejadas de la realidad del interior: “Hay un rechazo muy fuerte en el interior, es decir, peronismo nacional, como decimos, se ha con urbanizado. Hubo un excesivo foco en la provincia de Buenos Aires en los últimos años, se dejó de lado del interior, no se supo leer cuál era el contexto en el interior y no se realizaron políticas para ese sector, creo que es un indicio de que hay una con urbanización del peronismo, que además fue una con urbanización con bastante poco afectiva porque en la provincia de Buenos Aires se ganó por un margen muy pequeño”. 

Muchas dudas y pocas certezas 

¿Y ahora de qué nos disfrazamos?, esa fue una de las preguntas que recorrieron muchos chats en el cual se le interpelaba al receptor: ¿ahora que viene para el peronismo? Desde una posición de perdedor, el movimiento tiene por delante desafíos, oportunidades y necesidades de varias cosas que se le exigen propios y ajenos. 

En primer lugar, como explica Nayet: “El peronismo tiene el gran desafío de, luego de esta elección, donde terminó muy golpeado, reconfigurarse. El peronismo se tiene que preguntar a quién se representa y cómo representa. Porque evidentemente no está representando al sujeto que anteriormente representaba, que eran las clases populares. Ha perdido esa base de apoyo que históricamente tuvo”. Este desafío urge una gran autocrítica que debe dar inicio a un proceso de refundación del movimiento si quiere subsistir y mantenerse como protagonista en la escena política. 

El peronismo tiene la necesidad de retomar una agenda que interpele y represente a la generalidad de la gente, si bien nadie es juez de los temas que afectan a la ciudadanía, el peronismo debe retomar la idea de ser el motor de la transformación de las realidades de las personas y frente a esto se debe replantear una necesitada renovación de las principales figuras del mismo. “Me parece que la pregunta es quién va a emerger como el principal líder de la oposición. Sí va a ser Sergio Massa, si va a ser Axel Kicillof de la Provincia de Buenos Aires o si será algún gobernador del interior” explica Nayet. 

Y por último, la oportunidad, el movimiento que fundó el General Perón en 1945, tiene una gran cualidad camaleónica, lo cual le permita transformarse y adecuarse a los contextos y necesidades. Si bien en este caso la transformación sé pedía con anticipo y esta no llegó, la historia demostró que el peronismo, por más de que muchas veces lo quisieron dar por muerto, el “no nos han vencido” emerge como una premisa para afrontar lo que se viene en el futuro. Solo dependerá de lo acertada o no que estará la transformación y si la pregunta que nos regala Nayet de: “¿a quién representa y cómo los representa?”, es resuelta con creces para la subsistencia del mismo. 

Créditos de la imagen: Alan Monzón/Rosario3

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