Peronistas, antiperonistas, kirchneristas, antikirchneristas, el sistema político argentino se ha estructurado desde hace décadas en función de estos clivajes que polarizan y dividen a determinados grupos de individuos. Dichas líneas divisorias, en palabras de Lipset y Rokkan (1967), organizaron el conflicto social del país de forma latente, profunda y manifiesta, provocando líneas de ruptura que, mientras generan identidad, afección y memoria, también suscitan malestar en el sentir de las personas (Torres Martínez, 2016).

Pese a que en sus comienzos Cambiemos priorizó un discurso conciliador y focalizado en la gestión, (Rosso, 2023), tras la crisis económica provocada por la instauración de mecanismos de libre mercado, Gené y Vommaro (2017) plantean que la alianza de centro-derecha giró hacia un discurso polarizador con el kirchnerismo, ya que en este obtenían sus mayores réditos en términos de comunicación política y apoyo ciudadano. De este modo, Cambiemos tenía incentivos para mantener la “grieta” política, aunque lo hiciera con un estilo más informal y de cercanía. 

Luego de la derrota electoral y la pandemia por el COVID-19, el discurso de Juntos por el Cambio dejó de ser modulado a través de las afectividades y la esperanza para virar hacia la frustración y el hartazgo (Vommaro y Oliveros, 2022). Pese a que Macri había encabezado el trabajo de moderación programática de su partido, con la aparición de un desafiante a la derecha como Milei, el empresario radicalizó sus posiciones hacia un antiestatismo radical y un conservadurismo cultural. De esta forma, la victoria de Bullrich en las P.A.S.O puede servir como ejemplo de la hegemonía de esta línea ideológica radicalizada por sobre la búsqueda del centro político que caracterizó al PRO en sus orígenes y personificada en la figura de Rodríguez Larreta. 

Mientras que la derrota de la presidenta del PRO en las elecciones generales parecía indicar que el enfrentamiento con el kirchnerismo ya no era una estrategia que por sí sola podía llevar al partido a la victoria, para captar a los votantes de Juntos por el Cambio, el candidato de La Libertad Avanza viró repentinamente de un discurso anti-casta hacia uno exclusivamente antikirchnerista, de este modo volviendo a poner el foco en un clivaje que, en palabras de Milei (La Nación, 2023), también significaba un enfrentamiento entre la izquierda populista – representada por Massa- y la libertad. 

Bracco y Porta Fernández (2022) explican que, mientras el clivaje kirchnerismo vs antikirchnerismo aún ordenó las representaciones sociales durante la pandemia, también pudo observarse una línea de fuga en términos de radicalización hacia la derecha por los llamados libertarios representados por Javier Milei. El discurso neoliberal presentado por el economista apareció junto al crecimiento de la antipolítica (Ben, 2022) y la desvalorización de la efectividad democrática, un hartazgo canalizado en un candidato con reformas que no necesitan de la participación ciudadana (Sarlo, 2022) en una sociedad cada vez más desmovilizada y en un contexto donde las restricciones a la circulación física llevaron a una mayor interacción en redes sociales. 

Canalizando la rebeldía mediante la igualación del Estado con el comunismo y la alusión de que todos los representantes políticos – macristas y kirchneristas – eran fieles practicantes del marxismo (Ben, 2022), Milei homogeneizó a todo el aparato político en tanto “casta política” y se proyectó no solo como la verdadera derecha, sino como el único capaz de terminar con el populismo estatista y corrupto de izquierda que lideraba la batalla cultural. Así, el discurso reactivo de La Libertad Avanza conquistó a una multiplicidad de sujetos tales como “los decepcionados por la tibieza de Cambiemos (…), los ex votantes del Frente de Todos (…) y los que votaron por primera vez luego de la lección anti-Estado que sacaron de la crisis pandémica” (Seman y Welschinger, 2023), individuos seducidos por una alternativa supuestamente nunca antes vista y que pueden encontrarse en todas las regiones, clases y barrios (Bracco y Porta Fernández, 2022). 

Aun teniendo en cuenta la oferta de Milei a Juntos por el Cambio de realizar una interna e integrar un frente conjunto para combatir al populismo (Diario Época, 2023), el discurso del economista libertario en la campaña electoral previa al balotaje consistió en remarcar que el PRO no había sido lo suficientemente radical en términos económicos o culturales (Kessler y Vommaro, 2022), un “kirchnerismo con buenos modales” (Vommaro, 2017: 6) que puede explicarse en parte por el escenario adverso para las derechas latinoamericanas tras la crisis del consenso neoliberal, pero también por la heterogeneidad ideológica de la alianza de centro-derecha y la pretensión de hacer del PRO -mediante el gradualismo- un verdadero partido de poder. 

En tanto, la aversión al kirchnerismo ha fomentado una alianza electoral entre sectores del PRO y La Libertad Avanza, es interesante analizar si dicha unión basada en un discurso polarizador bastará para que el economista libertario logre obtener la Presidencia el 19 de noviembre, o si, en cambio, el abandono a aspectos centrales de las plataformas de ambas fuerzas políticas les impedirá vencer a Sergio Massa en la contienda. Pitkin (1985) enfatiza la necesidad de que los representados sientan expresamente que sus intereses son tomados en cuenta para que el vínculo no se rompa. ¿El votante de La Libertad Avanza es antikirchnerista? ¿Es el odio al kirchnerismo un pegamento lo suficientemente fuerte? 

Al analizar el impacto que este pacto podría tener en las bases del partido macrista, un estudio de las consultoras D’Alessio IROL – Berensztein concluyó que el 86% de sus electores opina que la impunidad de la corrupción kirchnerista es uno de los problemas principales del país, casi al mismo nivel que la inseguridad o la inflación, mientras que además Cristina Fernández de Kirchner y su hijo Máximo poseen un 0% de valoración positiva (Paladini, 2021). 

Según el análisis de Bracco y Porta Fernández (2022), mientras que los votantes de JxC y LLA evaluaron de forma parecida la gestión nacional de la pandemia y a ambos les da disgusto el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, el votante libertario manifestó también un 64% de rechazo a las políticas del gobierno de Macri. Por otro lado, un 47% de ellos afirmó que no le parecían relevantes los acuerdos con otros partidos (Pulsar UBA, 2023). 

Más allá de cierta concordancia en las propuestas y supuestas negociaciones postelectorales, cuya relevancia está puesta en duda (Infobae, 2023), mientras que la representación sustantiva (Pitkin, 1985) del votante macrista puede verse contemplada en cierta medida en la continua lucha contra el kirchnerismo, es fundamental tener en cuenta el componente anti-casta del votante libertario, en tanto un 63% de ellos rechazan a todos los principales partidos políticos y un 47% piensa que son todos iguales (Ahumada, 2023). ¿Cuánto puede aliarse el partido libertario sin perder su identidad disruptiva? 

Mientras que Luna y Kaltwasser (2014) determinan que en Latinoamérica estamos frente a un voto castigo contra oficialismos desgastados más que un giro ideológico hacia la derecha, es necesario evaluar las particularidades del caso argentino, en tanto existe un aumento de la sociedad que se identifica con la derecha y acepta como opciones válidas a candidatos con discursos negacionistas y totalitarios. No obstante, el ex votante decepcionado de Frente de Todos no solo es un ejemplo de lo propuesto por los autores, sino que también marcaría un porcentaje de votantes de La Libertad Avanza, no movilizados por el odio hacia el kirchnerismo, aunque sí influenciado por los efectos de una crisis económica aún latente. 

¿Sigue vigente el clivaje kirchnerismo-antikirchnerismo en el sistema político-electoral actual? En el caso de su victoria, ¿será la propuesta de unidad nacional de Sergio Massa, un candidato abiertamente no kirchnerista, el fin de la grieta política de una vez por todas?  ¿El odio de un sector hacia el kirchnerismo le compensará a Milei el haber traicionado sus ideales anti-casta y a Bullrich los valores institucionalistas de su partido? ¿Qué camino tomarán los sectores de centro-derecha dentro de la coalición macrista? ¿Cómo podría funcionar una alianza con La Libertad Avanza en caso de que el libertario obtenga la presidencia? ¿El regreso del neoliberalismo al poder lograría finalizar con el kirchnerismo o, como dicen algunos, haría que resurja más fuerte que nunca? 

Referencias bibliográficas

Una respuesta a “Juntos por la Libertad: la anti K-asta”

  1. Impecable el análisis

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