El pasado 16 de noviembre se celebraron elecciones presidenciales en Chile. La oficialista Jeanette Jara y el opositor José Antonio Kast —derrotado por el actual presidente Gabriel Boric en el ballotage de 2021— obtuvieron el primer y segundo lugar, respectivamente. De esta forma, ambos candidatos disputarán la segunda vuelta electoral el próximo 14 de diciembre.

En un contexto regional marcado por la polarización entre el libertario Javier Milei y otros presidentes latinoamericanos más orientados a la izquierda, tuvieron lugar las elecciones en Chile.

Se podría interpretar que esta polarización presente en la región se reprodujo con claridad en los comicios presidenciales chilenos, donde la oficialista Jeanette Jara se enfrentó, en la primera vuelta, a tres candidatos de derecha diferentes: José Antonio Kast —con quien disputará el ballotage—, Evelyn Matthei y Johannes Kaiser.

Esta atomización de las opciones de derecha responde a una dinámica propia del país andino, justo cuando se cumplen seis años del estallido social de 2019.

Aquel ciclo de manifestaciones sepultó cualquier continuidad del proyecto de centroderecha impulsado desde 2017 por el ya fallecido Sebastián Piñera.

En el ballotage celebrado a finales de 2021, el joven dirigente estudiantil Gabriel Boric —con trayectoria militante cercana al Partido Comunista chileno— se convirtió en presidente al derrotar al veterano José Antonio Kast, candidato nuevamente en estas elecciones.

El gobierno progresista de Boric se caracterizó por sus esfuerzos para paliar las desigualdades sociales que desembocaron en las protestas multitudinarias de fines de 2019. El contenido de la Constitución Nacional, heredada del régimen de Pinochet, fue uno de los puntos de mayor debate en la sociedad chilena.

En 2022 se celebraron dos referendos con el objetivo de sancionar una Constitución democrática para Chile. Tanto la propuesta impulsada por Boric como la propuesta por la derecha fueron rechazadas por la ciudadanía.

Los resultados de estos últimos comicios reflejan un descontento generalizado en la sociedad chilena. No expresan claramente una derechización ni un giro marcado hacia la izquierda, sino un escenario de insatisfacción política que se inclina hacia la polarización, ya sea hacia opciones de izquierda o de derecha.

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