En el corazón de Caracas Venezuela se encuentra el Helicoide, una fortaleza futurista y centro de operaciones de una de las instituciones más oscuras de la historia moderna de Venezuela; El Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) concebido para resguardar la seguridad del Estado venezolano y defender la soberanía territorial de sus habitantes se ha transformado en la mano invisible de represión estatal bajo el régimen de Nicolás Maduro.

En el año 2009 el gobierno ordenaría una restructuración total de los servicios de inteligencia venezolanos; Proceso el cual culminaría con la disolución de la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP) y el nacimiento de la SEBIN en el año 2010, restructuración que se dio bajo la promesa de una modernización necesaria para asegurar la protección del estado venezolano y sus ciudadanos.

Este proceso culminó en el año 2013 en lo que parecía ser un nuevo comienzo para la inteligencia estatal de Venezuela y su reputación, la cual había sufrido grandes embates como resultado de años de corrupción interna, abusos y represión. No obstante, esta nueva etapa se vería rápidamente truncada como resultado de un enfrentamiento entre los agentes del SEBIN y los manifestantes de las protestas venezolanas de 2014; Confrontación que terminaría con la muerte de dos personas y la destitución del entonces director Manuel Bernal Martínez, marcando así el inicio de un ciclo de violencia y corrupción para esta renovada agencia.

El helicoide, emblema del régimen represivo venezolano, es un edificio que pareciese haber sido arrancado de una novela de ciencia ficción; Diseñado originalmente en los años 50 como un centro comercial fue reacondicionado por el gobierno para transformarlo en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional. Esta maravilla arquitectónica que alguna vez fue la joya del movimiento moderno venezolano en la actualidad se ha transformado en el símbolo de la decadente democracia del país bolivariano.

Bajo los cimientos de este funciona “La Tumba” un conjunto de celdas subterráneas donde los detenidos son aislados del mundo exterior en condiciones deplorables como por ejemplo regímenes de luz blanca de 24 horas, temperaturas frías y privación de contacto humano. Organizaciones como Amnistía Internacional han presentado denuncias de carácter internacional contra el gobierno venezolano en defensa de los presos políticos que aquí se encuentran.

Uno de los episodios más trágicos relacionados a esta institución es el del concejal Fernando Albán, un miembro de la oposición venezolana que en el año 2018 fue detenido y declarado muerto el mismo año tras caer del décimo piso de este edificio. El gobierno presentó este hecho como un suicido, sin embargo, tanto la oposición política como organismos internacionales todavía sostienen que este suceso fue un homicidio bajo custodia estatal.

El 27 de septiembre de 2019, el consejo de derechos humanos de Naciones Unidas estableció una misión internacional independiente sobre la República Bolivariana de Venezuela, para evaluar las presuntas violaciones de derechos humanos cometidas desde 2014.

Entre los informes realizados por la misma encontramos el testimonio de Manuel Cristopher Figuera exdirector de la SEBIN quien en 2019 tomó la decisión de desertar para apoyar así el levantamiento contra Maduro. En dichos informes se reveló la existencia de malos tratos, tortura, violencia sexual y psicológica, entre otras formas de abuso, además este afirma que es Nicolás Maduro quien decide quien es torturado, quien es retenido y quien es liberado.

Abusos a los que se suman las acciones en contra de la prensa libre y los periodistas, quienes se enfrentan a sucesos como allanamientos, confiscación de “material sensible” e intimidación, llegando incluso a perseguir a los mismos en vehículos policiales camuflados. Asimismo, se han dado múltiples violaciones a la privacidad ciudadana mediante sistemas de vigilancia, la interferencia de llamadas, mensajes de texto y el encarcelamiento de individuos con motivos de expresar su disidencia con el gobierno nacional.

Como resultado de años de corrupción, abusos y represión solo queda preguntarse ¿Es posible imaginar un futuro de Venezuela con el SEBIN? Como es evidente, mientras exista el régimen, esta agencia no será otra cosa más que una herramienta de violencia estatal empuñada por los líderes del régimen venezolano; Sin embargo, no es banal el preguntarse qué sucederá con la misma una vez recuperada la democracia en la tierra bolivariana. Las opiniones se encuentran divididas, algunos plantean que en un escenario de transición democrática la agencia estatal de inteligencia debería ser desmantelada de raíz, mientras que otros creen que la misma podría ser reformada con mecanismos de supervisión civil y garantías de transparencia.

El futuro de esta agencia parece incierto, sin embargo, una cosa es clara; Mientras exista una institución dedicada a sofocar las voces disidentes Venezuela nunca será verdaderamente libre y así nos lo recuerda George Orwell “Si la libertad significa algo, significa el derecho a decirle a la gente lo que no quieren oír».

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