El vocero de la Presidencia de la Nación Argentina publicó un video falso, modificado con inteligencia artificial, que fue compartido además por el presidente Javier Milei ¿Por qué puede hacerlo y por qué, entonces, lo hace? Preguntas sobre estrategias digitales de comunicación en tiempos virales.

El video en cuestión falsificaba una entrevista de Axel Kicillof en Futurock, donde en un breve recorte el gobernador de la Provincia de Buenos Aires supuestamente responde a una pregunta esbozando “hoy yo no tengo una propuesta”. Publicado por Manuel Adorni en su cuenta de X, el material en cuestión fue rápidamente desmentido, aunque aún sigue vigente en el perfil del vocero.

Días después, el funcionario redobló la apuesta en el ciclo Fake, 7, 8, emitido por el mismo Adorni en su canal de YouTube, donde aduce no haber afirmado nunca que el video era verdadero. Como justificación, en realidad, emite una opinión de valor sobre que el verdadero discurso de Kicillof. ¿Se necesitan octógonos para advertir contenidos falsos cuando no se aclara tampoco su veracidad?

En primer lugar, para analizar con mediana seriedad esta comedia trágica llamada “debate público argentino”, hay que resaltar este punto básico: el vocero, de rol fundamental en el esquema comunicacional del gobierno – y ya parte imprescindible de la casta nacional -, no tuvo el mínimo reparo en publicar, y justificar, la difusión de un video falso, del que además sabía que sería desmentido en cuestión de minutos.

Ya no alcanza con debatir sobre la posverdad, un fenómeno de realidad distorsionada en favor de la conveniencia y/o creencia personal a través de la manipulación de la verdad. La fuerza de una tecnología con un crecimiento imparable se combina con una idea que ya parece inamovible: ya no es posible la coexistencia, es ellos o nosotros. Y con esa diatriba, vale todo.

Entonces, ¿Por qué publica Adorni un video falso? ¿Está seguro que le traerá consecuencias? ¿Cómo funciona la estrategia digital libertaria desde que controla el Estado y el poder?

¿Y si se inunda más?

Durante el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, el bando de los aliados ideó la “Operación Castigo” sobre las represas del cauce del río Ruhr. El objetivo era inundar y anegar la región industrial por excelencia de la Alemania Nazi, donde se producía el metal que sustentaba su maquinaria de guerra. Es decir, los aliados buscaban provocar una inundación como método para bloquear a su contrincante.

Así como no podía producirse acero bajo una inundación, tampoco es posible construir un debate público ni tampoco enriquecerlo en la marea digital que produce el gobierno con su estrategia comunicacional, principalmente respaldada en los trolls.

Directamente, se denota como parte de la estrategia oficial la desidia en favorecer este debate. La Libertad Avanza, con las Fuerzas del Cielo como brazo cibernético, es claro dominante de las narrativas digitales de la política argentina. También es válido pensar ¿Por qué arriesgaría su posición mientras no encuentre límites?

Así, retomaron y reviraron la estrategia al replicar el método IA que hizo enojar hasta al mismo Mauricio Macri: en veda electoral, difundieron el video falso donde supuestamente bajaba a Silvia Lospenatto de las elecciones porteñas para no dejar la Ciudad en manos del peronismo.

La diferencia, en aquel entonces, fue la movida surgió de quienes se suelen encargar del trabajo sucio: los trolls, bajo el comando de El Gordo Dan y sus patovicas del teclado. Esta vez, con cargo de vocero, tilde gris y una elección ganada a cuestas, Adorni se puso en la primera línea de la batalla por la construcción de una realidad artificial.

Tras ese triunfo en las urnas porteñas, los trolls militantes de alto rango se adjudicaron la victoria exclusivamente por dicha difusión. Si bien se trata de un hecho incomprobable en ese sentido, si es sencillo resaltar que, con clara autorización interna, infringieron la veda y, además, incurrieron – en palabras del mismísimo Macri – en fraude electoral.

Desde ese punto partimos hasta este momento. No solo que desde el oficialismo siguen explotando su habilidad en la creación de contenido para sí mismos, si no así refuerzan el vínculo que generaron con su ala más radicalizada. Movidas como “es exactamente lo que voté” o “excelente medida, después la leo” son un fiel reflejo de esta conexión.

En términos teóricos, comunicar es, básicamente, poner en juego un sentido: crearlo y ponerlo a circular. La construcción de la realidad es la circulación social de sentido, que está directamente vinculada al poder como elemento imprescindible para ponerlo en juego y, desde luego, consolidarlo.

Entonces, volviendo al video, lo que Adorni pone en circulación es, lisa y llanamente, que el peronismo no tiene una propuesta para responder a todo lo que se opone del gobierno. O que al final si la tenía, da lo mismo, como se desprende la justificación de Adorni.

Negando el pensamiento del otro, en desacuerdo, la desacreditación se profundiza y no se debate qué propuesta es idónea, o como puede mejorarse, directamente: si no gusta, no existe. Y si no estoy de acuerdo, la descalifico.

No puede ser legal publicar eso

Según la plataforma de inteligencia artificial más popular, existen iniciativas en curso sobre la legislación sobre material fake hecho a base de IA, pero no hay leyes vigentes. Así, en este gris, todo pasa y no pasa nada.

Mientras tanto, legalidades aparte, se denota además la crónica debilidad de la oposición para hacer frente a las estrategias digitales del gobierno. Indiferentes al debate, con las tendencias que se reflejan en su público, generan su propio mundo o realidad – avalado ahora desde el poder – transformando en inútil la desmentida de estos materiales.

En ese sentido sí es posible destacar dos buenas lecturas en la estrategia oficial: a fin de cuentas, la oposición no tiene esa propuesta unificada y concreta y, además, revalidan la supremacía digital, valor fundamental del fenómeno libertario y quizás el ámbito en donde mayor ventaja consiguen respecto al resto del espectro político nacional.

Así como los aliados utilizaron como estrategia inundar para destruir, el oficialismo crea, publica y replica constantemente, bombardea las redes y los canales de comunicación, apoyándose en el rápido respaldo de sus soldados virtuales para inundar el campo del debate.

Mediante ese accionar, ante la inmovilidad de la oposición, se genera un gris que difumina los límites de lo decible. ¿Qué se puede publicar y por qué? Mientras el gobierno avanza en la difusión de contenido exclusivo para el aplauso de su propio público, ataca a la porción que lo resiste y ¿también aleja a los del medio?

Pareciera que los límites de la narrativa digital y autogenerada de LLA solo podrán encontrarse ante resultados magros en las elecciones próximas. A pesar de la pérdida de poder adquisitivo, el gobierno aún puede ostentar números de una inflación controlada como crédito vigente, mientras que este tipo de acciones más dedicadas a la autosatisfacción que a la conquista de nuevos votantes podría terminar marcando una cancha que aún no pueden ni la oposición ni
la ley.

Adorni, como cerebro de la comunicación, sostiene que el gobierno no es intolerable a la crítica. Aunque, en realidad, se denota más una construcción de realidad propia para ignorar quienes estén en desacuerdo. Esa misma dinámica, que moldea la estrategia comunicacional, podrá ser posible hasta que la pared diga lo contrario.

El devenir del gobierno dirá si alcanza con las medidas del INDEC – bastardeadas durante años por varios que hoy las celebran – o si realmente una “macro ordenada” se refleja en la recuperación de la calidad de vida, con crecimiento real y sostenido.

Mientras tanto, tirando de la soga, también quedará por verse hasta que punto serán inimputables, por ley o por rechazo popular, las bravuconadas digitales de La Libertad Avanza.

Se desprende, en último orden, si todavía queda alguien interesado en la construcción de un debate público de calidad – con una comunicación al servicio de ello -, preguntas abiertas: ¿Hasta qué punto son válidas estas herramientas? ¿Hay un vacío legal o solo es un vacío moral? ¿Qué se puede publicar a través de un teclado en la era de la inteligencia artificial?

Especialmente mientras se percibe un oneroso depósito bancario proveniente desde las arcas del Estado…

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