En el marco del Diálogo de Shanghái en Singapur, el presidente francés Emmanuel Macron instó a Europa y Asia a construir una “alianza de independencia”, advirtiendo que alinearse exclusivamente con Estados Unidos o China fracturaría el orden mundial y minaría las instituciones internacionales consolidadas tras la Segunda Guerra Mundial. 

Francia y De gaullismo asiático

Macron señaló que ceder ante la agresión rusa en Ucrania alentaría a China en Asia Oriental, particularmente en torno a Taiwán y las disputas en el Mar de China Meridional. Enfatizó la necesidad de ejercer “autonomía estratégica” y promover una cooperación más estrecha entre la OTAN y estados asiáticos como Vietnam e Indonesia. Asimismo, criticó tanto a Estados Unidos como a China por decisiones unilaterales que afectan la estabilidad global y subrayó que Francia no pretende estar “al servicio de nadie” sino ofrecer una vía intermedia que preserve la multilateralidad en la región.

En esta misma línea, altos funcionarios franceses han ido delineando una estrategia de “tercer camino” para el Indo-Pacífico, basada en la “autonomía estratégica” que Macron ha impulsado desde el inicio de su mandato. Este concepto, arraigado en la idea de que Europa y Francia deben desarrollar capacidades propias para tomar decisiones de seguridad sin depender exclusivamente de Washington, se volvió más relevante tras la volatilidad de la primera era de Trump y fortalecida en su actual segunda era. Para materializarlo, París tomó el liderazgo en iniciativas europeas como la Cooperación Permanente Estructurada o la Iniciativa de Intervención Europea, promoviendo una dimensión de defensa más integrada en la Unión Europea. A su vez, Francia bloqueó la apertura de una oficina de la OTAN en Tokio en julio de 2023, argumentando que la Alianza no debe salirse de su ámbito geográfico trasatlántico, y ha aumentado su presupuesto de defensa para alcanzar el 2 % del PIB, reflejo de su ambición de mayor autonomía dentro de Europa y fuera de ella.

Más allá de lo estrictamente militar, París enfatiza su papel como potencia “resident” en el Indo-Pacífico gracias a sus territorios de ultramar en el Índico y el Pacífico. En un documento oficial titulado France’s Partnerships in the Indo-Pacific, se expone la intención de colaborar con todas las potencias “bienintencionadas”, centrándose especialmente en la seguridad no tradicional, como la lucha contra el cambio climático, un área prioritaria para muchos países de la ASEAN que enfrentan riesgos existenciales por el aumento del nivel del mar, sequías e inundaciones. Francia, líder histórico en la agenda climática, busca aprovechar su experiencia en investigación y financiamiento para respaldar proyectos de resiliencia en la región, especialmente en cultivos y sistemas agrícolas vulnerables, como el arroz vietnamita, cuya crisis hídrica pone en riesgo la seguridad alimentaria global.

Por su parte, en materia de defensa, Francia se ha consolidado como el segundo mayor exportador de armas del mundo, superando a Rusia, y ha utilizado esa posición para profundizar sus relaciones con varios países del Sudeste Asiático. Entre 2023 y 2024 vendió dos submarinos Scorpene a Indonesia y fortaleció su asociación estratégica con Malasia, además de avanzar hacia un Acuerdo de Asociación Estratégica Integral (CSP) con Singapur previsto para 2025. Asimismo, Filipinas acordó en diciembre de 2023 intensificar la cooperación en defensa e idear un convenio para desplegar tropas mutuamente en sus territorios, y la Marina francesa ha desplegado barcos patrulleros en el Mar de China Meridional para contribuir a la seguridad marítima regional. Pese a que Francia no puede competir con China o Japón en financiamiento de infraestructura de gran escala, busca diferenciarse ofreciendo su experiencia en seguridad ambiental y gobernanza de aguas, junto con capacitación y tecnología para proteger ecosistemas marinos y combatir la pesca ilegal.

Francia – ASEAN

Desde la perspectiva de la ASEAN, uno de los atractivos de la estrategia francesa radica en su apuesta por la “neutralidad” y el respeto a la “no elección” forzada entre las grandes potencias. El papel de una Francia que no forma parte del Quad ni de AUKUS, reduce las presiones para optar entre Washington o Pekín. La visión francesa de un “Indo-Pacífico inclusivo” resuena con la aspiración ASEAN de mantener centralidad y autonomía en sus procesos de toma de decisiones. Además, el modelo francés de “acción del Estado en el mar”, que unifica recursos de la marina, aduanas y policía para tareas de guardacostas, se considera replicable en archipiélagos como Indonesia o Filipinas, donde a menudo la fragmentación administrativa dificulta la vigilancia efectiva de sus aguas.

Bajando a tierra

No obstante, el propio París reconoce que enfrenta limitaciones estructurales: la distancia geográfica, los costos logísticos y la preferencia de otros poderes por inversiones masivas en infraestructura restringen su capacidad de proyectarse como actor principal en la región. Sus planes de desplegar doce buques y unos 7.000 efectivos en el Indo-Pacífico son magros frente a las inversiones chinas o estadounidenses, y dependerá prioritariamente de alianzas con Japón, India y Australia para sostener un equilibrio real de poder. Por ello, expertos franceses proponen concentrar esfuerzos en áreas donde Francia pueda ejercer liderazgo relativo: gobernanza marítima, resiliencia climática, asistencia humanitaria y apoyo al desarrollo sostenible, en colaboración con instituciones regionales como la ASEAN, el IORA (Foro del Océano Índico) y la UNESCO.

En definitiva, la apuesta francesa por un “tercer camino” busca ofrecer al Sudeste Asiático una ruta alternativa que combine defensa, clima y diplomacia multilateral. Aunque sus recursos son limitados para confrontar de manera directa a EE. UU. y China, Francia procura cimentar su influencia mediante proyectos de cooperación en energías renovables, agricultura sostenible y conservación marina. El éxito de esta estrategia dependerá de su habilidad para articular propuestas de valor que respondan a las prioridades de la ASEAN sin caer en la dinámica de bloques, manteniendo así la aspiración de muchos países de la región por preservar su “no elección” en un entorno cada vez más polarizado.

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