Tomás Leguizamon y Tomás Tovagliari.

La obtención de información ha sido clave en la toma de decisiones estratégicas de los Estados. Las agencias de inteligencia han pasado de simples redes de espías a sofisticadas organizaciones superdesarrolladas con impacto global. A lo largo de la historia han influido en conflictos, estrategias de defensa y operaciones encubiertas que han abarcado desde misiones de salvataje, como la Operación Entebbe en 1976 y la Operación Eagle Claw en 1980, con la participación del Mossad y la CIA respectivamente, hasta intrincadas intromisiones en procesos democráticos. Por ejemplo, durante la década de 1970 se documentó que la CIA financió y respaldó de forma encubierta a grupos opositores al gobierno electo de Salvador Allende, allanando el camino para el golpe militar de 1973. Con la digitalización y globalización, su rol ha cambiado, enfrentando nuevos retos en un mundo interconectado. Este artículo analiza la evolución de la inteligencia gubernamental, desde sus inicios hasta su adaptación a los desafíos actuales.

El surgimiento de las primeras agencias de inteligencia estuvo motivado por diversos factores históricos, políticos y sociales. En un contexto de guerras y expansión territorial, los monarcas y líderes militares requerían mecanismos eficaces para anticiparse a posibles amenazas, predecir y prepararse ante enfrentamientos, disputas o crisis y garantizar la seguridad de sus dominios. La diplomacia secreta, la infiltración de agentes en cortes extranjeras y la intercepción de correspondencia fueron estrategias fundamentales en la consolidación de los primeros sistemas de espionaje.

Paralelamente, con el auge de los Estados centralizados en la Edad Media y el Renacimiento, las monarquías europeas comenzaron a desarrollar estructuras más organizadas para la obtención de información sensible. El objetivo principal de estas primeras instituciones era prevenir conspiraciones, detectar actividades de insurgencia y obtener ventaja en conflictos bélicos. De este modo, la inteligencia pasó de ser una práctica aislada a convertirse en un elemento fundamental en la toma de decisiones gubernamentales.

Entre los primeros casos documentados se encuentra la red de espionaje de Sir Francis Walsingham, que durante el siglo XVI ejerció como secretario de Estado de la reina Isabel I de Inglaterra. Walsingham fue responsable de establecer un sistema de agentes encubiertos y cifrado de mensajes que resultó crucial para frustrar la Conspiración de Babington (1586) y anticipar la invasión de la Armada Invencible (1588).

Posteriormente, en el siglo XVIII, Federico II de Prusia instauró una red eficaz de inteligencia militar para recopilar información sobre los movimientos de sus enemigos, marcando un precedente para las estrategias de espionaje europeas. Durante las Guerras Napoleónicas (1803-1815), el duque de Wellington utilizó una estructura formal de inteligencia para coordinar las fuerzas británicas y aliadas, basándose en informes de exploradores y agentes infiltrados.

Ya en el siglo XIX, la inteligencia gubernamental tomó una forma más institucionalizada con la creación de la Sección de Inteligencia Militar Británica (MI1) en 1873 y la Okhrana rusa en 1881, esta última utilizada por el Imperio Ruso para vigilar y reprimir actividades revolucionarias.

A partir de las bases sentadas por las agencias de inteligencia del siglo XIX, el siglo XX trajo consigo una transformación profunda en estos organismos, impulsada por las nuevas dinámicas geopolíticas marcadas por las guerras mundiales, la Guerra Fría y la globalización de los conflictos. Con la creación de la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS) en 1942, Estados Unidos estableció un precedente para la inteligencia militar moderna, que más tarde daría lugar a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en 1947. En la ex URSS (Unión Soviética), la KGB, fundada en 1954, se convirtió en uno de los organismos más influyentes en la recolección de información y operaciones encubiertas a nivel internacional.

Uno de los avances más significativos en la inteligencia fue durante la Segunda Guerra Mundial, donde el ejemplo más emblemático de esto es la intercepción y descifrado del Código Enigma, utilizado por Alemania para encriptar sus comunicaciones militares. Gracias al trabajo de Alan Turing y su equipo en Bletchley Park, el Reino Unido logró desarrollar la máquina Bombe, que permitió descifrar mensajes clave del Eje. Este esfuerzo de inteligencia fue fundamental para anticipar movimientos enemigos y acortar la guerra.

Como resultado de su creciente sofisticación y consolidación a lo largo del siglo XX, las agencias de inteligencia desempeñaron un papel crucial en diversos acontecimientos históricos. La CIA estuvo involucrada en la Operación Ajax (1953), que derrocó al primer ministro iraní Mohammad Mosaddegh, mientras que, en América Latina, la Operación Cóndor facilitó la coordinación entre dictaduras militares para reprimir disidencias. En la crisis de los misiles en Cuba (1962), la inteligencia estadounidense detectó el despliegue de misiles soviéticos, evitando un posible conflicto nuclear. Asimismo, la Stasi en Alemania Oriental realizó una vigilancia masiva sobre la población para garantizar la estabilidad del régimen comunista.

A medida que la inteligencia evolucionó, su rol se expandió más allá del ámbito militar y se integró en la formulación de políticas de seguridad nacional, prevención del terrorismo y protección de infraestructuras críticas. Ejemplo de ello es el surgimiento de agencias como el Mossad en Israel, especializado en operaciones de contraterrorismo, o el MI6 británico, que jugó un papel clave en la desestabilización de regímenes hostiles.  

El veloz avance de la tecnología durante las últimas décadas ha obligado a las agencias de inteligencia a cambiar y adaptarse para lograr así mantenerse en pie de igualdad con la nueva ola de amenazas que la digitalización del mundo trae consigo.

 Como nos explican F. Arteaga, D. R. Insúa (2023) Algunos de los ejemplos más claros de este fenómeno son: El aumento de los sectores de riesgo. Lugares que antiguamente basaban su seguridad en el aislamiento geográfico como lo pueden ser las fábricas de armamentos o la producción de recursos valiosos se encuentran ahora en peligro ya que, gracias a las imágenes satelitales, hackeos de servidores, teléfonos celulares, etc. Se han convertido en nuevos blancos de ataques, por lo que las agencias deben salir en su defensa procurando encontrar soluciones a estas nuevas brechas de seguridad.

Sumado a esto la gran escala de estas amenazas ha acortado los tiempos de alerta, reacción y decisión con el que los servicios de inteligencia cuentan para enfrentar dichos riesgos de seguridad. En la actualidad es virtualmente imposible hacer frente a estos problemas sin la ayuda de las nuevas tecnologías que facilitan el análisis de esta información de manera rápida y eficiente.

El último gran problema que las agencias de seguridad enfrentan en la era de la tecnología es la gran importancia que esta cumple en la vida de todos los ciudadanos en la actualidad. La gran mayoría de personas cuentan con teléfonos móviles, televisores, redes sociales, etc. Lo que los hace vulnerables a ataques cibernéticos encubiertos como los son las campañas de desinformación, manipulación, operaciones de influencia, robo de datos, etc.

Es por todo esto que las organizaciones deben adaptarse constantemente, cambiando la forma en la que la inteligencia es llevada a cabo día a día. Esto implica adaptarse a las nuevas tecnologías e incorporarlas dentro de los propios métodos de hacer inteligencia, crear espacios multidisciplinares que permitan el análisis de estas amenazas desde múltiples ángulos, mejorar la conectividad entre las distintas agencias a nivel global permitiendo así recabar información sobre amenazas que otros países han enfrentado y cómo lidiar con estas y por último convertirse en líderes de la carrera tecnológica de manera tal que estas se encuentren siempre un paso al frente de estas amenazas a las que enfrentan en la actualidad.

 Se podría creer que en la actualidad estas instituciones no tienen influencia alguna sobre las decisiones que un gobierno toma, ya que como vimos anteriormente estas se crearon con el objetivo de recabar información sobre un enemigo en una situación de conflicto armado o evitar sublevaciones en épocas monárquicas.

Sin embargo, nada podría estar más alejado de la realidad, ya que estas instituciones han evolucionado a la par de la sociedad, adaptándose a las nuevas amenazas, situaciones sociales y panoramas mundiales que se encuentran en constante cambio, especialmente en la era tecnológica donde la velocidad de estos es vertiginosa.

El ejemplo perfecto de esto es el aumento crítico que el terrorismo internacional ha ganado durante las últimas décadas. Esta situación obligó a las agencias de inteligencia a adaptarse para combatir una nueva amenaza en conjunto al estado, es gracias a la información recabada por estas instituciones y a la integración que ahora poseen con la dirigencia del estado que es posible desarrollar políticas de seguridad y prevención del terrorismo verdaderamente efectivas contra posibles ataques.

Argentina, por su parte, cuenta con la conocida como Secretaría de Inteligencia de Estado SIDE. Esta fue la mayor agencia de inteligencia con la que contó Argentina desde 1946 y 2015, la cual fue instaurada nuevamente este el pasado 2024.

Nacida bajo la primera presidencia de Juan Domingo Perón esta agencia administrada por personal civil tenía el objetivo de producir un ciclo completo de inteligencia (recopilación, análisis y procesado de información) que permitiera suplir al gobierno nacional de información tanto nacional como extranjera.

Sin embargo, y debido a los constantes vaivenes de la República Argentina entre dictaduras militares y gobiernos democráticos, la presencia de personal civil se vería afectada. Comenzando con la dictadura del año 1955, la cual comenzaría un proceso de militarización del SIDE que perduraría hasta el fin de la última dictadura militar Argentina en 1983, sirviendo especialmente a objetivos de carácter interno durante los periodos que estas dictaduras duraron.

En 2015 el gobierno Cristina Kirchner disolvió esta institución reemplazándola por la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) en un intento de reformar la institución de la inteligencia argentina luego de repetidas denuncias sobre espionaje interno, manipulación judicial y filtraciones mediáticas, etc. 

No fue hasta 2024, bajo un Decreto de Necesidad y Urgencia dispuesto por el presidente Javier Milei que se reinstituyo la agencia SIDE. Los objetivos que ahora persigue son la recopilación de información sobre sucesos que puedan poner en peligro la seguridad nacional y la defensa, manejar el presupuesto de las áreas encargadas de la inteligencia y coordinar las operaciones del ministerio de seguridad y defensa. 

La evolución de los distintos servicios de inteligencia a lo largo de la historia nos demuestra el fundamental papel que estas cumplen respecto a la seguridad nacional y la toma de decisiones en asuntos estratégicos. Desde las épocas monárquicas hasta la era digital, estas instituciones han sabido adaptarse a los cambios del mundo para brindar siempre la mejor información.

En la actualidad, en un contexto marcado por la digitalización, las agencias de inteligencia se encuentran con el desafío nuevamente de evolucionar a la par del mundo. Adaptándose a las nuevas tecnologías, integrando las mismas en sus actividades cotidianas y finalmente innovando para así asegurar la seguridad de los estados que protegen. 

En un mundo donde la información es poder, el papel de las agencias de inteligencia seguirá siendo crucial para todos los estados que pretendan asegurar su supervivencia en un contexto cada vez más amenazante. 

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