El próximo domingo 27 de octubre, Uruguay celebrará elecciones nacionales para definir quiénes asumirán la presidencia y la vicepresidencia por los próximos cinco años, en un mandato sin posibilidad de reelección inmediata, y también para renovar la composición del Parlamento. En esta instancia, el voto es obligatorio para todos los ciudadanos habilitados, y quienes no lo emitan sin una justificación válida podrán recibir sanciones económicas. Este año, más de dos millones y medio de uruguayos están habilitados para votar; sin embargo, solo quienes residen en el país pueden ejercer este derecho, ya que la normativa vigente excluye el voto desde el extranjero. Esta restricción impulsa a muchos a regresar temporalmente durante las elecciones para participar y cumplir con su deber cívico.

En esta oportunidad, los ciudadanos uruguayos deberán pronunciarse también sobre dos plebiscitos. El primero propone una reforma en el sistema de seguridad social, impulsada por sectores del Frente Amplio y el PIT-CNT, la principal central sindical del país, que agrupa a trabajadores de diversos sectores y cuenta con una larga trayectoria en la defensa de derechos laborales. La propuesta de reforma incluye la eliminación del sistema de ahorro individual administrado por las Administradoras de Fondos de Ahorro Previsional (AFAP). Además, plantea establecer la edad de jubilación en 60 años y garantizar que ninguna pensión sea inferior al salario mínimo nacional. El segundo plebiscito propone modificar el artículo 11 de la Constitución para permitir allanamientos nocturnos de los hogares por parte de la policía, siempre con orden judicial, una medida que ha suscitado amplio debate en la sociedad. Los votantes que estén a favor de estas reformas deben incluir en el sobre de votación las papeletas correspondientes: la blanca para la reforma de la seguridad social y la amarilla para la autorización de allanamientos nocturnos.

Uruguay se diferencia notablemente de sus países vecinos por su bajo nivel de polarización política. Estudios recientes lo posicionan en el cuarto lugar a nivel mundial entre los países menos polarizados, en marcado contraste con la profunda polarización observada en naciones como Argentina y Brasil. El Índice de Calidad Democrática de The Economist de 2023 subrayó la solidez del sistema democrático uruguayo, destacando el papel clave de sus partidos políticos en prevenir el ascenso de líderes autoritarios.

Sin embargo, aunque el sistema político uruguayo es menos polarizado, la atención está centrada en dos grandes bloques. Por un lado, el Frente Amplio (FA), una coalición de izquierda que gobernó Uruguay durante 15 años, entre 2005 y 2020, con figuras emblemáticas como Tabaré Vázquez y José «Pepe» Mujica. Durante sus años en el poder, el Frente Amplio logró importantes avances en la reducción de la pobreza, disminuyéndola del 40% al 7% aproximadamente, además de un aumento en el salario real. Sin embargo, también recibió críticas por no haber diversificado suficientemente la economía del país, que continúa dependiendo en gran medida del sector agropecuario, el turismo y los servicios.

Por otro lado, están el Partido Nacional (o Partido Blanco) y el Partido Colorado, dos partidos que, junto a Cabildo Abierto, integran la coalición de gobierno, una alianza de centroderecha. Aunque en estas elecciones se presentan cada uno por su cuenta, han gobernado en conjunto desde el 1 de marzo de 2020, bajo la presidencia de Luis Lacalle Pou, del Partido Nacional. La gestión de esta coalición ha sido elogiada por su manejo de la pandemia y por alcanzar la inflación más baja en 20 años. Sin embargo, también enfrenta críticas por el estancamiento en el crecimiento del salario real. De hecho, el Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de la República (UDELAR) estima que el 95% de los uruguayos tiene menores ingresos en 2024 que en 2019, lo que ha generado un creciente malestar social.

A días de las elecciones generales, el Frente Amplio se perfila como favorito, con Yamandú Orsi liderando la intención de voto en un rango del 40% al 45%. Orsi, docente de historia y figura destacada en el Movimiento de Participación Popular (MPP), cuenta con años de vinculación al Frente Amplio y un fuerte respaldo popular. Su liderazgo se ha fortalecido tras su elección como intendente de Canelones en 2015 y su reelección en 2020, posicionándose firmemente en uno de los departamentos clave del país. La fórmula que integra junto a Carolina Cosse, candidata a la vicepresidencia, se ha consolidado en torno a propuestas de justicia social y desarrollo económico inclusivo.

En segundo lugar, en intención de voto se posiciona el Partido Nacional, liderado por Álvaro Delgado, exministro y portavoz de Lacalle Pou durante la pandemia. Delgado enfrenta el desafío de revertir la percepción negativa generada por denuncias de corrupción y presuntos vínculos con el narcotráfico en el gobierno actual. Su caída en intención de voto, del 30% en mayo al 24% en octubre, junto con la baja participación en las internas del Partido Nacional, se interpretan como signos de debilitamiento dentro de la coalición. Este declive se ha acentuado con la elección de Valeria Ripoll como candidata a la vicepresidencia, una decisión que ha generado controversia interna. Ripoll, histórica dirigente de la Asociación de Empleados y Obreros Municipales (Adeom), renunció a su puesto en el sindicato tras enfrentar limitaciones políticas en el Partido Comunista. Aunque su incorporación ha buscado acercar al partido a sectores sindicales y trabajadores, algunos militantes blancos temen que pueda alejar al electorado más conservador. Esta tensión interna representa un desafío adicional para Delgado, quien necesita unificar al partido en la recta final de la campaña. Sin embargo, el Partido Nacional mantiene el segundo lugar en las encuestas, lo que deja abierta la posibilidad de llegar al balotaje si el Frente Amplio no supera el 50% en la primera vuelta.

Por su parte, Andrés Ojeda, abogado y candidato del Partido Colorado, ha ganado terreno con una campaña que busca atraer a votantes jóvenes y desencantados de la política tradicional. Ojeda, quien ganó las internas del partido con un 40% de los votos, ha captado la atención mediática con una estrategia publicitaria distintiva, apareciendo en spots donde realiza rutinas de ejercicio en un gimnasio mientras responde preguntas en un dinámico ping pong, algo inusual para uno de los partidos más tradicionales de la República Oriental. En los últimos seis meses, la intención de voto del Partido Colorado se ha duplicado, pasando del 8% en abril al 16% en la actualidad.

Las elecciones del 27 de octubre no solo determinarán quién liderará Uruguay en los próximos cinco años, sino también el modelo económico que guiará el desarrollo del país. En el centro del debate se encuentra el papel del Estado en la economía. Mientras el Frente Amplio propone una mayor intervención estatal para redistribuir ingresos y reducir desigualdades, la Coalición defiende un enfoque más liberal, con menor intervención del Estado y mayor confianza en la regulación del mercado. 

El resultado de esta elección tendrá implicancias a largo plazo para el futuro económico y social del país. Con la izquierda como favorita en las encuestas, el país se prepara para un posible cambio de liderazgo, aunque el desenlace definitivo dependerá de la capacidad de los candidatos para movilizar a sus votantes y consolidar sus propuestas de cara a una eventual segunda vuelta.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Tendencias