La reciente victoria electoral de Javier Milei despertó el interés de la comunidad internacional. Su visión de política exterior, que es objeto de duras críticas por sus planteamientos polémicos, tendrá que enfrentarse a un escenario global marcado por la creciente rivalidad entre Estados Unidos y China. La decisión de Milei de estrechar los vínculos con Estados Unidos, en detrimento de sus principales socios comerciales, China y Brasil, plantea interrogantes sobre el futuro de la inserción internacional de Argentina en un contexto geopolítico cada vez más complejo. Asimismo, las declaraciones ambiguas de la futura canciller, Diana Mondino, sobre el respeto a los derechos de los kelpers, generan incertidumbre sobre la postura del gobierno respecto a temas de vital importancia histórica y diplomática para el país.

Ante este panorama, la pregunta sobre la orientación de la política exterior bajo el mandato de Javier Milei no solo es una cuestión de interés local, sino también una cuestión de relevancia global. Este artículo tiene como objetivo analizar los desafíos que afrontará el nuevo gobierno en el ámbito internacional, examinando las dimensiones críticas que definirán el rumbo de las relaciones exteriores argentinas.

Visión y equipo de Milei en Política Exterior

En primer lugar, la nueva administración manifestó su interés por fortalecer los vínculos con Occidente. Así lo expresaron Milei y Mondino, quienes enfatizaron su preferencia por el «mundo libre y las democracias liberales». Esta postura revela una visión de la política internacional basada en principios e ideales compartidos, más que en una lógica de realpolitik que priorice el interés nacional. En la práctica, esto significa un acercamiento a Estados Unidos, un país al que Milei considera un ejemplo de capitalismo y de libertad, y sus socios de Europa Occidental, Japón, Israel, Australia y Canadá, es decir, los países desarrollados que integran Occidente. 

Otro de los ejes centrales del nuevo gobierno es la apertura económica. El presidente Milei expresó en reiteradas ocasiones su intención de modificar el modelo económico vigente, que considera responsable de la decadencia argentina por su carácter híper-proteccionista y estatista. Por este motivo, designó como canciller a Diana Mondino, una reconocida economista que aboga por una mayor integración al mercado mundial y por el fortalecimiento de las relaciones económicas internacionales. Sin embargo, su visión de fortalecimiento del comercio vía actores privados, especialmente cuando se trata de Estados con los que la nueva administración diverge en términos político-ideológicos, plantea dudas sobre su entendimiento acerca del funcionamiento del comercio internacional.

Mondino asume el cargo con el desafío de adaptarse rápidamente a las complejidades de la diplomacia, un ámbito que le es ajeno. Fuentes diplomáticas han señalado que la futura canciller carece de experiencia y conocimiento en materia de política exterior y que, por lo tanto, necesitará el apoyo de expertos. En este sentido, Mondino nombró como jefe de gabinete a Federico Barttfeld, un diplomático de carrera que fue embajador en Singapur y que tendrá la tarea de asesorar y orientarla en los diversos aspectos de su función. 

Sin embargo, la conformación del equipo de la cancillería no está exenta de tensiones políticas. El PRO, quien podría ser el principal socio de la coalición gobernante, busca tener injerencia en las decisiones y nombramientos del área. Uno de los operadores más activos es Jorge Faurie, el ex canciller del gobierno de Macri, que pretende organizar la invitación de los Jefes de Estado para la ceremonia de asunción de Milei. Asimismo, el nuevo gobierno presiona para que se remuevan a varios embajadores de carrera que ocupan destinos clave, como Atilio Berardi en la Unión Europea, y se los reemplace por economistas afines a su visión, como Juan Napoli. De este modo, la administración Milei buscaría imponer su criterio de que la política exterior del nuevo gobierno se centre exclusivamente en la agenda comercial.

Desafíos internacionales del gobierno de Milei

En el ámbito internacional, el presidente electo enfrenta varios desafíos. Por un lado, deberá combatir los prejuicios que se le atribuyen al nuevo gobierno por considerarlo miembro del espectro de extrema derecha internacional, con su escepticismo a parte del orden liberal internacional, particularmente a aquellos organismos internacionales promotores de ciertas agendas, como lo son las agenda de género, diversidad, y cambio climático. Por otro lado, deberá priorizar el rol de la política exterior para resolver los problemas relacionados con la deuda externa, al mismo tiempo que generar confianza en el plano externo en el proceso de apertura de la economía. Por último, deberá gestionar la relación con los grandes poderes, en particular con China y Estados Unidos. Como sostuvo recientemente Juan Battaleme, en el campo de la seguridad, el asunto es muy claro. Los intereses de seguridad de China no están en el Atlántico Sur, mientras que sí están los intereses de seguridad de Argentina y de los Estados Unidos. Por lo tanto, en esta temática conviene mantener una posición sin ambigüedades, y dejar en claro que en los valores y en la práctica se está mucho más cerca de Occidente. Esta estrategia se justifica también por la situación financiera externa de Argentina, que necesita del apoyo del FMI, una institución dominada por Washington, para afrontar sus compromisos de deuda. Además, gran parte de la deuda externa argentina está emitida en el mercado norteamericano o en mercados occidentales afines, donde Estados Unidos tiene una gran influencia. Por lo tanto, Estados Unidos es un actor clave para la estabilidad financiera de Argentina en el futuro. 

Al mismo tiempo, el gobierno de Milei tiene que afrontar cómo armonizar su afinidad con Estados Unidos con la actitud cautelosa que tiene Washington hacia su persona, ya que la administración Biden manifestó extraoficialmente su inquietud por el ascenso de la figura libertaria, al que considera parte del mismo fenómeno populista que representó Trump a nivel mundial. Por lo tanto, Milei deberá mostrar su habilidad para dialogar y negociar con un aliado estratégico que lo mira con desconfianza.

En cuanto a China, durante la campaña hubo declaraciones de Milei afirmando que “no pensaba hacer negocios con comunistas” y que, en todo caso, los negocios debían realizarse entre privados. En este sentido, Mondino comentó que el acercamiento con los Estados Unidos no necesariamente tiene que estar vinculado con un alejamiento de China, sobre todo en la parte comercial. De esta manera, es probable que el nuevo gobierno termine optando por una estrategia pragmática, que busque mantener y fortalecer los vínculos económicos con Beijing, pero que al mismo tiempo límite la cooperación en temas políticos y de seguridad, donde las visiones pueden ser más divergentes.

En cuanto a la relación con Brasil, es la más compleja y estrecha que tiene el país en el mundo y requiere una gestión cuidadosa y estratégica. Lo más probable es que prevalezca el interés común por sobre las diferencias ideológicas de los gobernantes, como ya ha ocurrido en parte con Jair Bolsonaro y Alberto Fernández. En este caso, no solo se trata de comercio e inversiones, sino también de fronteras, seguridad internacional y colaboración en entidades internacionales donde Argentina y Brasil comparten intereses. Un gesto de acercamiento fue la invitación de Milei a Lula a su asunción presidencial con una carta enviada en persona por la futura Canciller. Otro indicio de esto son los rumores de la continuidad del embajador de extracción peronista Daniel Scioli que fue clave para la gestión de la relación entre ambos países bajo los gobiernos de Bolsonaro y Fernández. 

En cuanto al MERCOSUR, como eje central de la relación con Brasil, lo más probable es que veamos una actitud más pragmática con algunas propuestas orientadas a liberalizarlo, quizás a flexibilizar la capacidad de los Estados-miembro para negociar acuerdos de libre comercio por su cuenta. Probablemente, habrá un impulso de Argentina para que se materialice el acuerdo con la Unión Europea, un acuerdo que hoy está frenado en gran medida por el proteccionismo de algunos de los miembros del bloque europeo.

En lo correspondiente a Malvinas, desde el espacio político del nuevo gobierno afirman que la soberanía de las islas Malvinas no se abandona y que continuarán los reclamos por esta causa. Lo más probable es que se adopte un enfoque en el que no se condicione la relación bilateral con el Reino Unido por esta cuestión, siguiendo una política al estilo de Guido Di Tella en los años ‘90.
Conclusiones

En el actual contexto de transformación política en Argentina, el gobierno de Javier Milei afronta importantes desafíos en su política exterior. El acercamiento a Occidente, en particular con Estados Unidos, genera incertidumbres sobre el rol internacional del país en un panorama geopolítico complejo en el marco de la rivalidad entre la potencia global y China. A su vez, la capacidad del presidente electo para combinar principios ideológicos con pragmatismo será esencial para consolidar relaciones firmes con potencias clave, manejar tensiones internas y externas, y diseñar una política exterior que refleje los intereses argentinos en el escenario global.

Una respuesta a “Los desafíos internacionales de Milei”

  1. Avatar de El gran pibardo anonimo de la UADE
    El gran pibardo anonimo de la UADE

    Hola buenas, genial articulo, gran fan, DETALLESITO: El titulo de «Desafíos internacionales del gobierno de Milei» tiene la ultima I de MileI como en blanquita y no en gris

    Saludos!!

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