Politólogos al Whisky

La Riqueza Bajo Tierra: El Litio que Puede Cambiar el Destino de Argentina

La toma de decisiones y la dirección que nuestro país elija seguir en relación con el litio desempeñarán un papel fundamental en su futuro y su posición en la economía global.

Introducción

En los últimos años, venimos siendo testigos de un crecimiento vertiginoso en la importancia del litio a nivel global. Sin embargo, el verdadero punto de inflexión se produjo con la popularización de los vehículos eléctricos e híbridos. La demanda de este mineral, esencial en la fabricación de baterías, se multiplicó por quince en la última década, desatando una expansión en la producción y una inversión sin precedentes en busca de nuevos yacimientos. De las aproximadamente 130 mil toneladas producidas anualmente, más de 96 mil toneladas se destinan a la fabricación de baterías, lo que genera un creciente interés a nivel global.

De esta manera, el litio se está convirtiendo en uno de los minerales más codiciados a nivel mundial debido a su papel crucial en la consecución de ambiciosos planes de transición energética. Por ejemplo, en Reino Unido se está construyendo actualmente la primera gran refinería de litio de Europa, con la capacidad de abastecer el 6% de la demanda de vehículos eléctricos del continente para 2030.

A nivel mundial, los países con las mayores reservas identificadas de litio son Bolivia, Argentina, Estados Unidos y Chile, concentrando el cono sur más del 50% de todos los recursos identificados en el mundo, creando lo que se conoce como el “Triángulo del Litio”. En este contexto, Argentina, Chile y Bolivia se transformaron en actores clave para la transición energética global. La toma de decisiones y la dirección que nuestro país elija seguir en relación con el litio desempeñarán un papel fundamental en su futuro y su posición en la economía global.

Oportunidades y Desafíos

Al analizar la situación del litio en América del Sur, es crucial resaltar que, actualmente, Chile es el principal productor a nivel regional. Aunque Australia lidera la producción global, aportando cerca de la mitad del litio extraído, Chile ha asumido un papel destacado, generando aproximadamente el 30% del litio mundial. En este marco, el presidente Boric subrayó la importancia de este recurso al anunciar la “Estrategia Nacional del Litio”, que incluye su nacionalización y la creación de la Empresa Nacional del Litio. Además, se otorgaron contratos de exploración y explotación a Enami, la Empresa Nacional de Minería, y a Codelco, la empresa estatal de cobre, encaminado a Chile hacia una actividad de litio mayoritariamente pública.

En contraste, Argentina, aunque también tienen planes para el litio, avanza más lentamente. En nuestro país, el litio no está nacionalizado y está sujeto a regulaciones provinciales que buscan atraer inversión privada para acelerar las operaciones. No obstante, la idea de la nacionalización volvió a cobrar relevancia cuando diputados afines a Cristina Kirchner presentaron un proyecto para nacionalizar toda la cadena de producción de litio.

A pesar de estas diferencias, se estima que Argentina podría aumentar su producción de litio seis veces en esta década con la implementación de proyectos en construcción y expansiones previstas, generando ingresos anuales de alrededor de 6 mil millones de dólares, a los precios actuales. Sin embargo, se plantea la pregunta de si los gobiernos podrán aprovechar esta ventaja en reservas de litio a corto plazo para desarrollar una industria y adquirir experiencia en la materia.

Siendo pioneros en esta industria, Argentina podría atraer inversiones para producir productos con mayor valor agregado, aunque enfrenta desafíos en comparación con Chile y México, otro país con importantes reservas de litio. Chile, por ejemplo, cuenta con una sólida tradición y conocimientos en la industria minera, mientras que México, además de ser uno de los principales fabricantes de automóviles a nivel mundial, es miembro del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (UMSCA), lo que le brinda ventajas para desarrollar una cadena de producción integral relacionada con el litio.

Seguridad ante todo

Al mismo tiempo, y desde una perspectiva geopolítica, el litio presenta una ventaja significativa: la mayoría de la producción y las reservas provienen de países con estabilidad y altos niveles de libertad en comparación con otros productores de materias primas, como el petróleo. Esto se torna crucial en un mundo marcado por crisis geopolíticas y conflictos, donde la seguridad del suministro se vuelve fundamental.

Asimismo, los patrones de comercio global están evolucionando hacia la fragmentación de las cadenas globales con un enfoque en la seguridad, como lo demuestran las estrategias de “reshoring” (relocalización) y “friendshoring” (alianzas estratégicas con países amigos). En este sentido, la Comisión Europea ha mostrado interés en el “Triángulo del Litio”, especialmente en Argentina, firmando un acuerdo con el gobierno del Presidente Alberto Fernández para asegurar un suministro seguro de litio y cobre a cambio de promover fuentes de energía renovable. Así, la Unión Europea está dispuesta a invertir 45 mil millones de euros en América Latina para garantizar el acceso a recursos críticos como estos minerales.

No obstante, Argentina enfrenta desafíos en su relación con Estados Unidos debido a la Ley de Reducción de la Inflación (IRA), aprobada a fines de 2022 y que entró en vigencia este año. Esta ley introduce incentivos para la producción de energía renovable y la eficiencia energética. Según la IRA, los fabricantes de vehículos eléctricos en Estados Unidos deben obtener una parte significativa de los componentes de las baterías, incluyendo litio, en el país o en naciones con acuerdos de libre comercio. Argentina carece de dicho acuerdo, en contraste con Chile y México, lo que plantea desafíos para su participación en la cadena de producción global de litio.

Lucha Contra el Cambio Climático

En el contexto actual, el establecimiento de una agenda política sólida, centrada en la lucha contra el cambio climático, se presenta como una necesidad imperante. Esta perspectiva no solo concuerda con los compromisos internacionales en materia ambiental, sino que también puede tener un impacto sustancial en la economía y la posición global del país.

Cuando se hace mención a la urgencia de abordar el cambio climático, se está abriendo una puerta hacia un negocio potencialmente lucrativo para aquellos países que son productores de recursos fundamentales en la transición hacia una matriz industrial más sostenible. El litio, siendo un componente esencial en las baterías de vehículos eléctricos y sistemas de almacenamiento de energía, se perfila como un recurso estratégico en este nuevo panorama. Por consiguiente, es crucial que la dirigencia política argentina comprenda que subestimar la importancia del cambio climático va en detrimento de los intereses nacionales.

Este compromiso activo con la lucha contra el cambio climático puede derivar en una serie de beneficios para Argentina. En primer lugar, el país podría fortalecer su posición en el mercado global del litio, estableciéndose como un proveedor confiable de este mineral crucial para la transición energética. La inversión en tecnologías sostenibles y la expansión de la producción de litio pueden no solo generar empleo, sino también impulsar los ingresos nacionales, contribuyendo así al crecimiento económico y al desarrollo sostenible.

Además, adoptar una postura proactiva en la lucha contra el cambio climático puede mejorar las relaciones internacionales de nuestro país, fortaleciendo los lazos con otras naciones comprometidas con la sostenibilidad. La cooperación en asuntos medioambientales puede abrir nuevas oportunidades, como acuerdos comerciales y alianzas estratégicas, que aporten beneficios significativos a la economía argentina.

Al mismo tiempo, no se puede ignorar el impacto potencialmente perjudicial que el negacionismo o la inacción ante el cambio climático pueden tener en la percepción internacional del país. Los países que no cumplen con sus compromisos ambientales a menudo se enfrentan a críticas y sanciones en la arena internacional, lo que puede obstaculizar el acceso a mercados clave y dificultar la inversión extranjera.

Esto es de suma importancia en un momento en donde se juega una segunda vuelta presidencial en el país. En este contexto, es relevante destacar la posición de Javier Milei, candidato presidencial en Argentina, quien ha negado en repetidas ocasiones la existencia del cambio climático. Milei ha postulado la necesidad de una completa desregulación económica como vía para impulsar el crecimiento del país. Desde su perspectiva, el cambio climático es considerado una “falsedad” y una “excusa” para imponer cargas impositivas y regulaciones a la actividad económica. De esta forma, Milei defiende firmemente que la eliminación de todas las restricciones y regulaciones que afectan al mercado es la única vía para alcanzar el crecimiento económico y el bienestar social. En su visión, el Estado es percibido como un “obstáculo” que entorpece la libertad y la prosperidad de individuos y empresas. Además, el candidato presidencial se muestra en desacuerdo con cualquier iniciativa dirigida a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero o a promover el uso de energías renovables. En sus argumentos, Milei alega que dichas políticas son ineficaces, costosas e innecesarias, y que solo benefician a los grupos de interés que las impulsan.

Conclusión 

El auge de la demanda de litio, impulsado por la demanda de vehículos eléctricos y la transición hacia fuentes de energía más limpias, ha convertido a este mineral en un recurso estratégico de relevancia mundial. En este escenario, la toma de decisiones y la dirección que Argentina elija seguir en relación con el litio desempeñarán un papel fundamental en su futuro y su posición en la economía global.

La nacionalización del litio en Chile y los esfuerzos de Argentina por atraer inversión privada ponen de manifiesto la complejidad de la situación. Argentina cuenta con una ventaja clara en forma de vastas reservas de litio, pero la capacidad de capitalizar esta ventaja depende de su capacidad para crear un ambiente propicio para la inversión y el desarrollo de una industria sostenible. La pregunta que se plantea es si Argentina podrá aprovechar su posición en el mercado global del litio para avanzar en la cadena de valor y producir componentes con mayor valor agregado.

Además, en un mundo que prioriza la seguridad en el suministro de recursos, la estabilidad política y el compromiso con la sostenibilidad ambiental, Argentina se enfrenta a desafíos y oportunidades considerables. La cooperación internacional en asuntos medioambientales, especialmente en la lucha contra el cambio climático, puede reforzar su posición en el escenario global y abrir puertas a acuerdos comerciales beneficiosos.

Sin embargo, es fundamental recordar que el cambio climático no es solo una preocupación ambiental, sino también un imperativo económico y político. Ignorar la importancia del cambio climático, como plantea un candidato presidencial, no solo podría afectar la percepción internacional del país, sino que también podría socavar la capacidad de Argentina para acceder a mercados clave y atraer inversión extranjera. La lucha contra el cambio climático y el desarrollo de una industria de litio sólida están intrínsecamente vinculados y pueden ser motores de crecimiento económico y desarrollo sostenible.

En este momento crucial, Argentina se encuentra en una encrucijada donde las decisiones que tome impactarán su posición en la economía global y su contribución a la lucha contra el cambio climático. La elección es clara: avanzar hacia un futuro sostenible, aprovechando sus recursos naturales y comprometiéndose con la cooperación internacional, o resistir el cambio, poniendo en riesgo no solo su posición en el escenario global, sino también su capacidad para enfrentar los desafíos económicos que históricamente la afectan. El camino que elija tendrá consecuencias a largo plazo.