Casi diez años después, vuelve Borgen a la pantalla chica, más contemporánea que nunca, con referencias desde el COVID hasta la invasión de Rusia a Ucrania.
Para aquellos no familiarizados con el fenómeno, el año pasado hice un artículo al respecto que pueden leer en el link: Borgen se transmitió entre 2010 y 2013 y fue, a todos los efectos, una serie que transformó la relación del espectador con la política. Centrada en el personaje de Birgitte Nyborg (una soberbia Sidse Babett Knudsen), Borgen se mete en los enredos de la política danesa desde el nombramiento de la protagonista como Primera Ministra del país, dejando el mínimo espacio posible entre la ficción y la realidad.
En esta nueva temporada, que se siente más un prologo de las anteriores tres, encontramos a una Birgitte en el puesto de Ministra de Asuntos Exteriores, bajo una PM (Primera Ministra) que con diez años menos que Nyborg es líder del Partido Laboral. Ella utiliza las redes sociales como plataforma y para hacer anuncios políticos, con el hashtag “#elfuturoesfemenino”, algo en lo que nuestra Birgitte tendrá que navegar y tratar de adaptarse. Las redes sociales y la “nueva” forma de hacer política a través de ellas es un punto de choque en la política danesa dado que, para muchos, los anuncios políticos deben hacerse por los canales formales y no por un simple posteo de Instagram.
Esta nueva temporada es empujada por el descubrimiento de petróleo en Groenlandia. Nyborg debe enfrentar dilemas entre la seguridad y el clima, y entre los ideales propios y de su partido y las presiones políticas tanto a nivel internacional como doméstico. Una de las correctas representaciones de la creciente tensión en el Ártico demuestra el papel que juegan Dinamarca y Groenlandia en el tablero geopolítico, en el cual no dejan de ser jugadores dependientes de las grandes potencias.
Borgen nunca se ha alejado de mostrar los aspectos colonialistas de la relación entre Dinamarca y Groenlandia. Algo que en esta temporada, con el descubrimiento de petróleo, hará que la relación entre ambos se ponga cada vez más tensa, sumado a las presiones de las potencias mundiales como Estados Unidos, Rusia y China.
El otro gran tema explorado en la serie es el poder, representado a través de la figura de nuestra querida política, donde veremos cambios en sus decisiones y actitudes para poder permanecer en su posición política hasta ciertos límites… Si bien Birgitte es nuestra modelo de política casi perfecto, porque conocimos a Borgen, sabemos que ella siempre (y pese a sus errores) tomará el camino moral y menos dañino. Y esta temporada no es la excepción.
Porque Borgen: Reino, poder y gloria no es más que la constatación de que la tendencia natural del ser humano es la autodestrucción. ¿Cuánto pueden durar intactos los valores democráticos en una sociedad, o siquiera en un ser humano? Pero sin perder el idealismo de que siempre va a haber alguien que rompa con las cadenas en busca de poder volver a mirarse a un espejo y reconocerse…




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