Pobreza: un fenómeno multidimensional que necesita una solución urgente

Artículo escrito por Laura Marquez Neira y Laura Camino. 

El porcentaje de personas viviendo en situación de pobreza es vuelta a vuelta titular de distintos medios de comunicación. Suele hablarse de “la cantidad de hogares pobres” relacionados directamente con la canasta básica familiar. Este tema es más recurrente en épocas de crisis, como la que nuestro país atraviesa ahora, en donde los más golpeados siempre son aquellos que viven en situación de vulnerabilidad. 

Se habla entonces de diferentes ayudas monetarias, incentivos, planes, etc. Eso abre un sinfín de debates en los que no se pretende hacer énfasis. Pero sí, es importante hacerse una pregunta:  ¿es la pobreza solo una cuestión de ingresos? 

En Argentina hay más de cinco mil barrios populares. Según ReNaBap, barrio popular es “aquel en donde viven al menos 8 familias agrupadas o contiguas, con más de la mitad de la población sin título de propiedad del suelo ni acceso regular a dos -o más- de los servicios básicos (red de agua corriente, red de energía eléctrica con medidor domiciliario y/o red cloacal)” Se estima, según esta misma fuente, que son más de 900.000 familias las que viven en estos barrios. Alrededor de 4 millones de personas viviendo sin dos o más servicios básicos. Cuesta imaginarlo pero es la realidad de todas estas personas.

Esto solo para empezar a hablar. Muchos de estos barrios quedan alejados de los centros urbanos y las personas viajan horas y horas para llegar a sus trabajos. Muchos de los colectivos no entran, las ambulancias y policías tampoco, no hay recolección de basura, se inundan cuando llueve, y muchos están ubicados en zonas de riesgo. Familias que viven con problemas de salud provocados por el entorno contaminado en el que viven, que casi no pueden salir de sus casas cuando llueve, ni tampoco los días posteriores porque todo es un lodazal. 

Esto da cuenta de que la pobreza necesita ser entendida y abordada de forma multidimensional. Sin restar importancia desde ya, a la necesidad de ingresos dignos y a las consecuencias que puede tener que una familia no los tenga, no hay que dejar de lado que muchas de las situaciones que viven estas familias en el día a día no se resuelven únicamente mejorando sus ingresos, sino con políticas públicas que entiendan que existe un problema estructural, que es urgente y que necesita una participación activa del Estado para darle solución. 

En muchos de estos barrios los vecinos y vecinas se organizan para darle solución a distintos tipos de problemas: ponen tachos de basura, asfaltan calles, organizan espacios para los más chicos, ponen luces en las calles y además diagnostican la situación de todo el barrio y elevan constantes pedidos a los gobiernos locales para buscar soluciones.

Además también hay muchísimas organizaciones sociales que trabajan en territorio codo a codo con las familias para mejorar su calidad de vida en distintos aspectos: educación, trabajo, vivienda, infraestructura, salud, etc.  Los logros que juntos tienen son dignos de mencionar y aprender. Pero no alcanza. Si bien está claro que estas acciones mejoran la situación de las familias, es necesaria e irremplazable la actuación adecuada del Estado que es responsable y último garante de los derechos de todos. No se puede esperar más. Y no puede ser a medias. Es urgente. 

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