El entramado político de Israel sigue fiel a su estilo. Tras las elecciones del pasado 23 de marzo, las cuartas en menos de dos años por la incapacidad de los partidos de conseguir los votos necesarios o alianzas que le otorguen la mayoría en la Knesset (parlamento israelí), la situación no parece encauzarse: a horas de que se le termine el plazo para formar gobierno, Benjamín Netanyahu, primer ministro en funciones, no consiguió conformar una coalición política que sume 61 escaños, por lo que durante las últimas horas ensayó una maniobra para obtener más tiempo.

Este martes se cumplen 28 días desde que Reuven Rivlin, jefe de Estado, le otorgó el mandato a Netanyahu para que intente formar gobierno. En las últimas elecciones, el Likud (partido liderado por el actual primer ministro), obtuvo 30 escaños. Con el apoyo asegurado de las facciones ultraortodoxas y otra de extrema derecha, era el que más se acercaba a la mayoría necesaria en la Knesset. Sin embargo, al cabo de las cuatro semanas que tuvo el mandatario para convencer a otros partidos de que se le unieran, no logró su cometido.

La ley israelí permite que, en caso de que el jefe de Estado lo considere, el designado puede contar con una extensión de 14 días más para formar gobierno. Por eso, en un intento de mostrarle a Rivlin que está cerca de conseguirlo y necesita algunas semanas más, este lunes Netanyahu ensayó una desesperada maniobra: le ofreció a Naftali Bennett, líder del partido de ultraderecha Yamina (con 7 escaños en su haber), formar un gobierno de rotación en el que este último comenzara ejerciendo como primer ministro.

Sin embargo, Bennett rechazó rápidamente la propuesta. Sucede que, incluso si el ultraderechista aceptara unirse a la alianza de Netanyahu, este todavía necesitaría convencer a otros dos partidos para alcanzar los 61 lugares en el parlamento. «Yo no le pedí ser primer ministro; yo le pedí un gobierno. Y esto, lamentablemente, no lo tiene», declaró el líder de Yamina sobre la proposición del mandatario, que le había ofrecido también importantes cargos para los miembros de su partido.

De este modo, todo indica que al Primer Ministro en funciones se le terminará el mandato sin haber podido reunir el apoyo necesario y Rivlin optaría por darle la posibilidad a un candidato de la oposición, que podría ser Yair Lapid. El líder de Yesh Atid fue quien obtuvo más escaños luego de Netanyahu en la últimas elecciones (17), por lo que el jefe de Estado le otorgaría el mandato de 28 días para que este intente formar gobierno reuniendo a partidos opositores y conformando una alianza anti-Nentanyahu de por lo menos 61 bancas.

Por supuesto que Lapid no la tiene nada fácil, ya que tiene que juntar a muchas facciones de diversas ideologías políticas, algo que se prevé obstaculice la coexistencia de algunos de ellos en una hipotética coalición. Ante este escenario, no parecería haber una solución clara al bloqueo político que enfrenta Israel desde hace dos años, y ganaría fuerza la posibilidad de unas quintas elecciones.

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